Grandes dudas sigue generando el secuestro del papá de Luis Díaz por parte del ELN. En medio de los diálogos de paz y un cese al fuego pactado, se cuestiona a la unidad de mando de esa guerrilla. Exmilitantes de ese grupo subversivo y expertos en conflicto armado coinciden en que hay una desconexión ideológica entre el comando central y algunas estructuras.
Al ELN no ser un grupo guerrillero jerárquico, dicen expertos que esa condición le da cierta autonomía a sus frentes de guerra para planear o ejecutar acciones terroristas. Esa organización dificulta que unos mandos dependan de otros.
“En todo grupo criminal existe la posibilidad de que haya disidentes, desertores de las órdenes del ELN”, indicó Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).
Detrás del secuestro de don Luis Manuel Díaz está el Frente de Guerra Norte del ELN, que dejaría en evidencia una desconexión entre el mando central del ELN y este grupo de La Guajira.
Jorge Restrepo agregó que “lo que ha faltado en esa negociación es una instrucción clara y precisa por parte del ELN a todas sus unidades de que no deben atentar contra la población civil”.
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Carlos Arturo Velandia estuvo hasta hace unos años en las filas del ELN, donde comandó por más de tres décadas. Después se volvió gestor de paz y asegura que es muy probable que ese frente de guerra esté saboteando los diálogos con el Gobierno nacional al no haber una unidad ideológica definida frente a ese proceso.
“Debatir en caliente es tener una posición y apuntalarla con un hecho bélico. Muy seguramente esa estructura, que propinó ese hecho, no está de acuerdo con los diálogos. Alguna estructura que incurre o realiza acciones de un gran impacto pone en serio riesgo el proceso, ya sea para presionar el diálogo o para acabarlo, como ha ocurrido”, señaló el excomandante del ELN y exnegociador de paz Carlos Arturo Velandia.
Sin embargo, ese Frente de Guerra Norte del ELN que secuestró al papá del goleador Luis Díaz tiene actualmente representación en la mesa de negociación. El mismo que en el 2018 acabó con los diálogos de paz tras un atentado con explosivos contra una estación de Policía en Barranquilla.
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