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Desaparición forzada, un crimen que entierra con sus víctimas los sueños de familias en Colombia

Cada año se conocen nuevas historias de ciudadanos y hasta comunidades enteras que continúan buscando respuestas sobre dónde se encuentran sus seres queridos.

En Antioquia, en septiembre de 2018, tres jóvenes fueron desaparecidos de manera forzada y posteriormente asesinados en la comuna 13 de Medellín. Sus familias continúan esperando la verdad sobre este hecho.

De nuevo la tristeza y los recuerdos se vinieron a la mente, son tres mujeres que representan la cara de las víctimas de la desaparición forzada. Sus tres hijos: Andrés Felipe Vélez, Santiago Urrego y Jaime Andrés Manco,fueron buscados por 73 días en la capital antioqueña, desde que fueron bajados de un taxi, por un grupo de hombres en el sector El Morro.

“Es algo muy doloroso porque la verdad volvemos a tener esos duros momentos, que vivimos ya va a hacer dos años que los chicos desaparecieron”, recuerda Claudia Patricia Correa, mamá de Andrés Vélez.

Pese a los plantones, las millonarias recompensas y el llamado de las autoridades, los verdugos de este hecho no aparecieron, ni mucho menos, las víctimas. Claudia conserva las últimas prendas que lució su hijo.

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“Aún conservo todavía el jean, el que encontraron allí esa noche, cuando él desapareció. Conservo también los volantes de la recompensa que ofreció el alcalde (Federico Gutiérrez) en ese tiempo”, expresa Correa.

En contexto: Condenan a 28 años de cárcel a culpables de desaparición forzada de 3 jóvenes en la comuna 13

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Como si fuera poco, la pandemia les ha limitado llorar sus muertos. Después de seis meses, pudieron visitar sus tumbas. Les ahoga de nuevo pensar que con solo 21, 18 y 23 años fueron asesinados sin explicación.

“Todavía no entiendo por qué los asesinaron”, expresa Claudia Pérez, mamá Santiago Urrego.

El país los buscó y sin importar los llamados, el final trágico fue inevitable. En su honor, pintaron un mural.

Hoy en el cementerio campos de paz, reposan sus cuerpos. Dicen sus familias, que allí también está enterrada su felicidad.

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“Es como si fuera sido hoy. Yo nunca en mi vida voy a superar eso, porque se fue la mitad de mi vida con mi negro hermoso, es un dolor que no se lo deseo a nadie. Yo ya perdí mi felicidad”, asegura María Marisol gallego, mamá de Jaime Andrés Manco.

Están próximos a cumplir dos años de muertos, el mismo tiempo en el que otras 13 personas han desaparecido de manera forzada en Medellín.

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