Doña Georgina Álvarez falleció en la Clínica Especializada La Concepción, en Sincelejo, después de un paro cardiaco.
Una de sus hijas decidió abrir el ataúd antes de sepultarla para darle el último adiós, sin pensar que encontraría el cuerpo de otra persona.
“Encontramos el cuerpo de una persona diferente al de mi madre, en una posición que no era la adecuada. Bíblico está que ningún hijo de Dios muere boca abajo”, contó Carlos Sarria, uno de los hijos.
La Secretaría de Salud Municipal de Sincelejo le pidió a la clínica un informe del proceso para conocer los hechos y, finalmente, dieron con el cuerpo de la adulta mayor, que pudo recibir cristiana sepultura.
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Por otro lado, en Barranquilla los familiares de una enfermera aún no encuentran el cuerpo de la mujer, que falleció en la Clínica del Prado.
Este mismo drama lo viven otras cuatro familias de la capital del Atlántico, que todavía no encuentran los cuerpos de sus seres queridos.