El 12 de octubre de 2023 se confirmó la muerte de Luis Alfredo Garavito
, conocido como ‘La Bestia’, brutal asesino serial y violador de unos 200 niños, no solo en nuestro país, también en Ecuador y Venezuela. El sujeto falleció por problemas de salud en la cárcel La Tramacúa, en Valledupar.
Solo 30 días después de su deceso el cuerpo fue sometido a cremación, este jueves 21 de diciembre. Los gastos de esta diligencia fueron asumidos por la Alcaldía de Valledupar tras la petición de los familiares.
Los restos de Luis Alfredo Garavito fueron cremados en el parque Cementerio Jardines del Recuerdo de Valledupar, pero se decidió que no reposarán en el Cesar. Las cenizas serán llevadas a Trujillo, en el Valle del Cauca, y sus allegados definirán el destino final.
El criminal en serie, declarado culpable en 1999 de 138 cargos de asesinato, padecía cáncer hace algunos años, aunque solo se supo de su enfermedad cuando se publicaron, en 2023, los libros ‘El reflejo de la Bestia’ y ‘Tras la sombra de Garavito’.
Luis Alfredo Garavito fue condenado, entre otros delitos, por acto sexual violento, homicidio, acceso carnal violento, secuestro simple e incendio culposo.
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El estado de ‘La Bestia’ empeoró en los últimos meses y falleció en la Clínica Santo Tomás del Caribe.
¿Quién era Luis Alfredo Garavito?
Nació el 25 de enero de 1957 en Génova, Quindío, Colombia. A primera vista, su vida parecía transcurrir con normalidad. Sin embargo, detrás de su apariencia tranquila se escondía un depredador despiadado. Garavito se ganó la confianza de sus víctimas y de sus familias a través de artimañas y engaños, lo que le permitió cometer sus atroces crímenes sin levantar sospechas.
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La historia de Garavito se torna verdaderamente aterradora cuando se analiza su serie de asesinatos. A lo largo de la década de 1990 y principios de los 2000, Garavito confesó el asesinato de al menos 138 niños, aunque se sospecha que la cifra real podría ser mucho mayor. Sus víctimas eran principalmente niños de escasos recursos y en situaciones vulnerables, lo que hizo que sus crímenes pasaran desapercibidos durante años.
El modus operandi de Garavito era similar en todos sus ataques. Se hacía pasar por un hombre amable y caritativo, ofreciendo regalos y dinero a los niños para ganarse su confianza. Una vez logrado esto, los llevaba a lugares apartados donde los sometía a torturas inimaginables antes de asesinarlos. Posteriormente, enterraba sus cuerpos en tumbas poco profundas.