Un estudio de vulnerabilidad de los ecosistemas de alta montaña liderado por un investigador del Valle del Cauca permitió identificar cuáles son los páramos más vulnerables de Colombia.
El país tiene el 49 % de los páramos del planeta y, con ello, también la enorme responsabilidad de conservar estas zonas que no solo lo engalanan con paisajes excepcionales, sino que son fuente principal de agua.
“También es un sumidero de carbono superimportante para el cambio climático y estos ecosistemas proveen diversas especies de plantas de frailejones”, señala Bryan Valencia, investigador de cambio climático.
Pese a su papel protagónico en la biodiversidad del país y ser cuna de fauna y flora endémica, los páramos son también blanco de múltiples amenazas.
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“Vemos que la agricultura ha venido aumentando en esas zonas aledañas y también la minería, pues ambos son factores decisivos”, comenta el especialista.
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Un estudio liderado por este experto en cambio climático identificó que los ecosistemas localizados en el norte de la cordillera oriental son los más vulnerables.
La proyección para el año 2050 indica que, si se mantienen las tendencias, páramos como el altiplano cundiboyacense, Rabanal, Guantiva e Iguaqué serían los más afectados.
“Vamos a tener una reducción sustancial en la disponibilidad hídrica para mayor parte de la población colombiana que depende del agua de los ecosistemas de alta montaña”, sostiene Bryan Valencia.
En contraste, páramos como el Tatamá, ubicado en Chocó, Risaralda y Valle del Cauca; los farallones de Cali, y las Hermosas, en Tolima, se proyectan como los menos vulnerables. Estos, además de ser áreas protegidas, cuentan con mayor biodiversidad.
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