Un explosivista desmovilizado del ELN narró detalles de la frialdad con la que operan e instalan minas antipersona para afectar a la fuerza pública y a la población civil. Hace apenas seis meses, este hombre hacía parte de las filas de esa guerrilla en el departamento de Chocó.
Hace cinco años prestó servicio militar, pero debido a un problema físico no pudo seguir en el Ejército y decidió sumarse a la guerrilla. “La primera tarea mía fue retaguardia”, cuenta.
Fue miliciano, guerrillero raso y en los combates dice que vio morir a muchos de sus compañeros. Incluso hombres y mujeres que él mismo, asegura, reclutó. “Yo recluté alguno por propiedad de él mismo, le faltaban tres meses para cumplir 18 años. Él cayó en una mina, se mochó los dos pies con una barra de TNT”, relata.
Dice que mientras estuvo en el ELN vio cientos de menores de edad en sus filas. “Unos 400”, afirma.
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Tras casi tres años en las selvas chocoanas, ascendió en la guerrilla y se volvió un despiadado explosivista. “Trabaje con pentolita, pentoflex, cordón detonante y TNT. La medida, si quería mocharle la cabeza, si quería mocharlo por la mitad, como usted quería”, señala.
El soldado Bryan Guetio, que tiene casi la misma edad que el exguerrillero, perdió su pierna derecha por cuenta de esa práctica macabra.
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“En el desplazamiento hacia el punto de seguridad piso la mina antipersona y en el momento pierdo una de mis partes inferiores”, recuerda el soldado profesional.
Como parte de la lucha contra este flagelo, se realizó el seminario de judicialización y ataque a la red de explosivistas ilegales. “Estábamos demorados en articular a nivel regional con países aliados, estrategias, que nos lleven a poder focalizar los procesos en la parte jurídica y de judicialización”, indica el coronel José Antonio Pérez, jefe de estado mayor del comando de ingenieros.
Ahora este hombre le apostó a iniciar una nueva vida en la legalidad. “Reiniciando no es fácil, pero así nos toca a todo el mundo, iniciar desde cero”, asegura.
El soldado Guetio, aún en proceso de rehabilitación, hace una sencilla pero vital reflexión. “En realidad le hacen mucho daño a las personas porque lo he vivido en carne propia y nos afectan a los militares como a los civiles”, subraya.