Siete exintegrantes de los bloques de autodefensas que delinquieron en la costa Caribe colombiana comparecieron ante la Comisión de la Verdad .
"Dice el comandante de nosotros ‘mátenlos’. Nos tocaba matarlos, desmembrarlos para que no aparecieran nunca", fue una de las declaraciones que dio el exintegrante de las AUC Manuel Castellano.
Fueron años donde perdieron el valor y el respeto por las personas, sentían que ya no eran humanos.
Era “la creación de una bestia, fuera un insensible, no tuviera piedad", contó Emiro Correa, otro exmiembro de las AUC.
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No eran dioses, pero en sus manos estaba la decisión de ponerle fin o no a la vida, incluso, a la de los más allegados.
"’Mándale 100.000 pesos a este man, que se vaya porque lo vienen es a matar, me mandaron a mí’. Estaban esperando que yo llamara que estaba listo y yo, ‘no’", dijo Yairsiño Mesa, exintegrante de las AUC.
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Confesiones crudas ante la Comisión de la Verdad en torno a un centenar de masacres y desplazamientos cometidos entre 1996 y el 2006 por parte de las Autodefensas Unidas de Colombia en la región Caribe.
"Entramos, con una lista en mano, masacrando a muchos pobladores de esa zona, fue un error muy grande que cometimos nosotros y siempre estaré pidiendo perdón, no tiene presentación lo que pasó", señaló, por su parte, Sergio Córdoba, otro exparamilitar.
Dicen que no actuaron como una rueda suelta. Los listados eran entregados por la fuerza pública, políticos y ganaderos, y contenían los nombres y direcciones de políticos de la oposición, líderes sindicales y estudiantiles y hasta ladrones que debían asesinar. Incluso, confesaron que algunas masacres fueron ordenadas.
"Dónde hacía la presencia las FARC, en qué corregimientos, y lamentablemente nos dejamos llevar por esa información que salía de la fuerza pública”, afirmó Uber Banquez, exmiembro de las AUC en el Caribe.
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Según la Comisión de la Verdad, fueron más de 128 masacres y desplazamientos que dejaron al menos 50.000 víctimas del conflicto en esa región del país.