Una radiografía sobre la seguridad en el Bajo Cauca antioqueño evidencia un recrudecimiento de la violencia en los últimos años.
Desde la década de 1970 hacen presencia diferentes grupos armados como el EPL, el ELN, las FARC, autodefensas y paramilitares, pero ni el acuerdo de paz le ha devuelto la calma a este golpeado territorio.
“Hay una recomposición de los actores armados básicamente a economías ilegales, temas de narcotráfico, al tema de minería, esto genera nuevas dinámicas de confrontación por control de territorios”, explicó Martha Inés Villa, coordinadora de la Comisión de la Verdad en Antioquia.
De acuerdo con la Comisión de la Verdad, que durante cinco meses hizo presencia en la zona y conoció el testimonio de más de 100 líderes, en esta región persiste el conflicto armado y la violencia, a pesar de los sucesivos procesos de paz y de desmovilización.
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“No basta con firmar el acuerdo de paz, hay una continuidad de las violencias y esa continuidad de las violencias debe llamarnos a la reflexión de la sociedad”, exclamó Villa.
El panorama ha desembocado en el aumento del desplazamiento forzado, los asesinatos y las prácticas de control social. Según datos de la Unidad de Víctimas, los seis municipios que conforman esta subregión sumaron 203.318 víctimas hasta octubre de 2020.
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“La ausencia del estado se refleja precisamente cuando hay grupos armados que imponen las órdenes y que es lo que la comunidad puede o no hacer”, manifestó el líder Leyner Palacio y nuevo comisionado de la verdad.
“El gobierno hace mucho énfasis en la intervención militar y está comprobado históricamente que no resuelve el conflicto en el país. Aquí lo que hay que hacer es intervención social”, señaló Ómar de Jesús Restrepo, representante a la Cámara por el Partido FARC.
Este panorama fue visibilizado por varios sectores en medio del conversatorio “La persistencia de conflicto armado y la crisis humanitaria en el Bajo Cauca antioqueño” para la no continuidad y la no repetición.