Es crítica la situación en varias regiones de Colombia por cuenta de las lluvias, los desbordamientos y las inundaciones. El invierno ha golpeado, con especial fuerza, a los departamentos de La Guajira y Chocó. También hay emergencias en Bolívar y Santander. En medio de este panorama, ciudadanos y mandatarios siguen haciendo un llamado al gobierno central por mayor apoyo. Es que, en algunos sitios, la ayuda se queda corta ante la dimensión de la tragedia.
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En La Guajira, los wayúu han salido con las pocas cosas que pudieron sacar de sus comunidades. Lo hacen buscando un lugar alto donde puedan resguardar a los niños de la humedad y de los zancudos. En la zona, las anegaciones siguen subiendo por el desbordamiento del río Ranchería. Además, hay alerta roja porque la presa El Cercado alcanzó el 100 por ciento en su nivel.
Álvaro Morales lo perdió todo: "Eso es puro barro. Los ranchos, incluso, a punto de caerse. Los animales perdiédose y los otros, ahogándose. Eso es un desastre. Pero bueno, con la naturaleza no puede nadie".
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En el corregimiento de Pancho, en Manaure, sus habitantes aseguran que las ayudan que han llegado no han podido solucionar las dificultades que viven. "Los animales se murieron, el 50 por ciento se murieron, los gatos, los cerdos. Mejor dicho, nosotros estamos con una necesidad bien grande. Necesitamos parte del gobierno. Señor presidente de la República, recuerde de nosotros, a los indígenas", clamó Jorge Aguilar, autoridad tradicional wayúu.
Imágenes similares se registran en el Chocó , departamento que lleva 20 días en emergencia. Allí, aunque han bajado los ríos, ahora suben las enfermedades. La realidad es muy dura, particularmente, en seis municipios.
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"Nos entristece, grandemente, ver cómo a las personas les toca dormir en el agua muchas veces, con el agua arriba, con hambre porque sus sembrados no los pueden ir a coger. Es duro, es triste, es desgarrador saber cuando un niño pide comida y no hay qué darle", lamentó María Hermina Mosquera, damnificada, en diálogo con Noticias Caracol en vivo .
En Bolívar son 800 las familias damnificadas y 20 los deslizamientos registrados. Entre tanto, en Santander hubo polémica. En San Vicente de Chucurí, afectado hace una semana por una avalancha, se quedaron esperando la visita del director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Carlos Carrillo, quien no pudo aterrizar. El alcalde de la localidad cuestionó al alto funcionario y recalcó que "estamos sin agua, incomunicados con el 70 por ciento del municipio, esperando comida".
Duro llamado de la Procuraduría
Por su lado, la Procuraduría General de la Nación hizo un enérgico llamado a la UNGRD "a priorizar la adopción de medidas correctivas que permitan la protección eficaz de las personas y comunidades en los territorios, ante la multiplicidad de declaratorias de desastre nacional".
El Ministerio Público recalcó que "luego de la información suministrada por el Gobierno nacional relacionada con una nueva declaratoria de situación de desastre nacional enfocada en la variabilidad climática, expedida mediante decreto No 1372 del 13 de noviembre de 2024, se alerta sobre el manejo que se ha dado a esta figura jurídica para la mitigación y atención de desastres en el territorio nacional".
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La preocupación de la entidad se da, especialmente, "por las falencias en la definición y ejecución de medidas integradas e inclusivas encaminadas a prevenir la aparición de nuevos riesgos de desastres y reducir los existentes".
Concluye el Ministerio Público "que, a pesar de que el país lleva más de 730 días en declaratoria de situación de desastre nacional, siguen sin corregirse las malas prácticas que han favorecido que se presenten graves casos de corrupción en la UNGRD".
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