El paro armado declarado por el ELN ha sumido al sur del Chocó en una profunda crisis humanitaria. En la cabecera municipal de Sipí, el silencio domina las calles, que permanecen desiertas y con casas cerradas. Las canoas, que son el único medio de acceso para más de 5.000 habitantes, están amarradas en la orilla del río debido a las intimidaciones del grupo armado.
Óscar Díaz, enlace de las víctimas de Sipí, señaló: “Hoy estamos confinados el 100% de la población sipiana. Sumado a esto, tenemos dos comunidades desplazadas que se encuentran en el municipio de Istmina”.
Los líderes locales advierten que la situación es crítica en las 15 comunidades de Sipí. El enfrentamiento entre el ELN y el Clan del Golfo ha agravado la situación, impidiendo la llegada de ayuda humanitaria. Harlinton Murillo, líder comunitario de Sipí, expresó: “No tenemos alimentos y estamos quedándonos sin provisiones. Necesitamos que el Gobierno Nacional intervenga para que la población sipiana tenga acceso a la alimentación y a los servicios básicos”.
Lo que dicen las autoridades sobre el paro armado del ELN
Según la Defensoría del Pueblo y la Iglesia Católica, más de 45.000 personas de 85 comunidades étnicas están siendo afectadas en el sur del departamento. Julio Balanta Mina, Defensor Nacional del Pueblo, informó: “7.500 de ellas están con doble afectación por el conflicto armado, factores ambientales o efectos asociados con el cambio climático, lo que deriva en una emergencia humanitaria”.
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Monseñor Mario de Jesús Álvarez, obispo de Istmina-Tadó, añadió: “Hermanos y hermanas de Chambacú, ahora con el paro armado, están en las orillas del río San Juan”.
La Defensoría del Pueblo ha emitido cuatro alertas tempranas sobre la compleja situación en la región, advirtiendo la gravedad de la crisis y la necesidad urgente de intervención humanitaria.
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