Un fallo de la Corte Constitucional puso fin a la discordia entre vecinos que se molestan por el fuerte sonido que se produce cuando los niños que viven en viviendas aledañas se expresan musicalmente. El alto tribunal advirtió que los pequeños tienen derecho a su libre desarrollo artístico.
El alto tribunal señala que su aprendizaje para tocar instrumentos no puede ser frenado porque alguien lo considere ruido.
El fallo se dio por un joven censurado por el administrador de un conjunto residencial que consideró que la práctica musical del menor de edad afectaba la tranquilidad de los residentes, a pesar de que se convino un horario para que pudiera tocar.
Alison Reina, una niña a la que le gusta practicar batería, cuenta que “a veces se quejan los vecinos y, ay no, es que es muy chévere tocar duro, pero cuando dicen que no se puede es como aburrido, es como que no te dejan avanzar hacia lo que quieres”.
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Y los padres de familia también quedan en medio de la encrucijada porque son conscientes del desarrollo artístico de los niños, pero quedan expuestos a las críticas de los vecinos.
Así lo comenta Andrés Reina, padre de la pequeña que practica percusión: “Fue lo primero que pasó y aunque no era nuestra intención molestar a nadie, sin querer, eso fue lo que hicimos, inevitablemente fue un tema a tratar en un momento porque lo que hicimos fue buscar unos parches o algo que no sonará tan duro”.
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Así que si usted tiene como vecino a un niño que practica algún instrumento musical con sonido fuerte, puede llegar a acuerdos sin coartar la posibilidad de que un menor se desarrolle artísticamente.