Aunque los puentes internacionales de la frontera con Venezuela están cerrados, las trochas están abiertas. Se estima que a diario dos mil personas están cruzándolas y pasando por el río Táchira sin ningún tipo de control sanitario ni bajo la supervisión de algún tipo de autoridad.
Los numerosos grupos de migrantes se avistan en el sector de La Parada, ubicado en Villa del Rosario.
Según ellos, algunos inescrupulosos les cobran entre 10 mil y 20 mil pesos para que puedan cruzar por esos peligrosos caminos y las crecidas aguas del río.
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Como si no fuera poco, las ganas de salir de Venezuela hacen que los migrantes surquen las picadas aguas del río Táchira en improvisadas balsas. A ellos no les preocupa ver el afluente crecido por las recientes lluvias, solo les importa tocar suelo colombiano.
Frank Lizcano asegura que ha visto gente “caer al río”. Él lo atraviesa “una o dos veces por semana”.
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Los viajeros que no conocen las trochas sienten un poco de temor, pero el afán por dejar atrás la crisis los deja sin más opciones que transitarlos.
“¿Cómo vamos a cruzar?, pues por la trocha, arriesgando mi vida para llegar al país. Estoy esperando a las personas que me van a pasar, me da miedo, pero voy con fe en Dios”, dijo Andry Rodríguez, una venezolana que retorna a su país.
Un grupo de migrantes sostuvo que a los migrantes que van con niños o ancianos no les cobran, pero a otros que traen mucho equipaje les exigen hasta 100 mil pesos por tocar suelo colombiano.
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En el sector de La Parada se activaron todas las actividades comerciales tales como el cambio de divisas, las ventas de alimentos y la economía ilegal de las trochas. Por esto, los gremios pidieron al Gobierno Nacional una regulación biosegura.