El Congreso de la República discutirá en segundo debate el proyecto de ley que busca poner fin a las llamadas terapias de conversión, es decir, aquellos tratamientos que buscan cambiar la orientación sexual de una persona.
Angustia, esa es la palabra con la que Juan Pablo Vargas, víctima de esta práctica, define las terapias de conversión. “Realmente son esfuerzos de cambio de orientación sexual y expresión de género y lo camuflan como una terapia porque los estatutos de psicología y psiquiatría dicen que no tienes que curar tu orientación sexual”, afirmó.
A este hombre toda la vida le insistieron que ser homosexual era un asunto urgente por resolver.
“A los 19 años decidí internarme en una EPS y allí la terapia era que te ponían lo que son choques eléctricos mientras veías pornografía. Otra cosa que hacían era meter mi cabeza en una pila de agua y me decían ‘maricón, eres una abominación’”, agregó.
Juan Pablo explica porqué es importante que se prohíban las terapias de conversión. “Realmente hay un vacío, no es ni legal o ilegal. Lo que busca el proyecto es hacerlo legal porque muchas IPS camuflan el tema y te dicen que es una ayuda netamente psicológica", dijo.
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Aunque no hay datos exactos sobre las personas que se han sometido a este tipo de terapias, en el país, entre el 2022 y 2023, se recogieron más de 500.000 firmas ciudadanas que respaldan el proyecto.
“Que estas prácticas de tortura, tratos degradantes y discriminatorios dejen de existir, que no se usen recursos públicos y que, además, queden como agravantes porque es un tipo de crimen de odio”, precisó Carolina Giraldo, representante a la Cámara del Partido Alianza Verde.
Pero la discusión también tiene varios detractores. Para el representante conservador Luis Miguel López, no se puede cerrar la puerta a recibir una asesoría en materia de orientación sexual.
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“Tortura, no; libertad, sí. No puede ser que en nombre de la tortura quieran prohibir libertades; libertad de desarrollo personal y el libre albedrío de decidir tu vida con opciones”, indicó el representante a la Cámara del partido Conservador.
Es la primera vez que este proyecto, que se discute en segundo debate, llega a plenaria de la Cámara. De aprobarse tendría que surtir dos debates más en el Senado para convertirse en ley.