Su papá había viajado desde Tuluá luego de que no se supiera del paradero del joven. “Mi Diosito lo va tener comandando la guardia de arcángeles”, dijo.
Diego Alejandro Pérez, con año y medio en la Escuela General Santander, era amante del rock y del fútbol, ingresó a la escuela de cadetes para seguir los pasos de su padre, que le sirvió al país por más de 20 años.
Luego de que la familia no tuviera noticias de su paradero, se desplazaron desde Tuluá, Valle de Cauca, para salir de la zozobra que los envolvía.
Al llegar a Bogotá, el padre, Diego Pérez, se sometió a una prueba de ADN. Luego de horas le confirmaron que su hijo se encontraba entre la lista de fallecidos.
Posteriormente, le entregaron todas las pertenencias del joven, de 22 años, y ahora tendrá que ir a Medicina Legal para reclamar el cuerpo y llevárselo a su tierra natal.
“Tomarla (la noticia) con mucha gallardía, con resignación, pero también lo voy a tomar con valor como me enseñó él, que teníamos que tener valor, que teníamos que ser personas valientes. Si Dios quiso eso, aceptaremos su voluntad y sé que mi muchacho, en el momento que pasó lo que pasó, lo tomo con mucha valentía, asimismo lo vamos a tomar nosotros como familia”, dice el padre de Diego.
En las calles del barrio San Antonio en Tuluá, donde el joven creció, vive el recuerdo de quien decidió seguir los pasos de su padre en la Policía.
“Él estuvo con nosotros el 24, 25 y se fue el 10, tenía que presentarse el 10 de enero porque él quedó de brigadier en la escuela. Estaba contento porque lo iban a becar, porque ocupó el puesto 30 en toda la compañía”, cuenta Ferney Pérez, tío.
“Estaba contento porque lo iban a becar”: tío de cadete tulueño desaparecido tras atentado en Bogotá
La angustia que vivió Diego Pérez es la misma que vive la familia Iriarte en San Bernardo del Viento, Córdoba, por la suerte de Fernando Iriarte, de 19 años, quien llevaba cuatro semestres en la institución.
Ellos están a la espera de los resultados de las pruebas de ADN realizados a un tío, quien viajó a Bogotá. Aunque aún no se confirma su muerte, sus familiares lo recordaron en su pueblo donde se destacó como voleibolista.
“Sacamos muchos triunfos y victorias, ese deporte fue el que lo llevó a él allá donde está”, resalta Rodolfo Caballero, amigo de Fernando.
“Lo recuerdo como uno de los mejores muchachos de acá del barrio, simpático, alegre, muy popular, deportista”, añade Geovani Díaz, familiar.
La familia de Óscar Saavedra también pasa por este drama. Sus familiares están a la espera de los resultados de ADN para conocer la suerte del joven cadete.
En contexto:
La angustia de una familia de Tuluá que no encuentra a cadete tras carro bomba en Bogotá
Updated: enero 18, 2019 08:54 p. m.