Héctor Paul Flores fue condenado a 40 años de prisión, estuvo 18 años en una cárcel y hoy está en libertad condicional. Según él, la Corte Suprema de Justicia ignoró una prueba que certificaba que no participó en el crimen.
“Una prueba que sacó el doctor Enrique Gómez cuando era abogado. El doctor enrique encontró una prueba que mostraba que yo no viajé a Bogotá, que me encontraba en Sincelejo en los días de los hechos”, asegura.
Cuando Héctor habla de Enrique se refiere a uno de los representantes de la familia de Álvaro Gómez, que asegura y afirma que este hombre es inocente hasta el punto que tomó la determinación de defenderlo ante la Corte.
“Fue vinculado a la investigación por la muerte de Álvaro Gómez mediante un montaje realizado por la Dijín a nivel Bogotá y la Sijín de Sincelejo, en hechos que hoy día vinculan a tres altos oficiales de la época de la Policía Nacional por el delito de fraude procesal”, sostiene Enrique Gómez.
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Frente a este panorama Héctor Paul, a través del programa Inocencia de la Universidad Manuela Beltrán, radicará una solicitud para que su proceso se reabra.
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“Para nosotros constituye el fundamento para una nueva acción de revisión. El Código de Procedimiento Penal establece que se pueden establecer tantas acciones de revisión como pruebas nuevas surjan. Lo que sí tenemos certeza es que la participación de las FARC en el magnicidio fue algo que no fue debatido en el proceso y consideramos que debe ser analizado por parte de la justicia colombiana”, indicó José Manuel Díaz, abogado del proyecto Inocencia de la Universidad Manuela Beltrán.
Mientras tanto, Héctor Paul se lamenta de lo que perdió.
“La pérdida de mi esposa, de mi familia. Estar lejos de ellos, eso es lo más duro. A veces no he encontrado para pagar en el arriendo, he tenido que vivir en la calle, pero he continuado adelante y dado marcha a cosas. No he hecho cosas indebidas ni trabajar con delincuentes”, señala el hombre.
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Flores, que carga bultos en una central de abastos, atribuye su larga condena a dos testigos que mintieron por una razón.
“Dinero. Lugo dijo que le habían ofrecido 2.000 millones de pesos por la recompensa, él dijo que quería salir de la pobreza. Y el otro tenía problema de drogadicción y se aprovecharon de eso y le dieron $30.,000 pesos para reconocer en la fila al número tal y él me reconoció”, explica.
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Héctor dice que perdona, pero que en su caso acabaron con sus sueños de ser un contador como su padre y volver con su esposa y compartir con su hija.
Ahora será de nuevo la Corte Suprema la que valore su caso.