Un joven de 16 años en Santander se ha convertido en un desafío médico. Durante su vida ha tenido tres corazones, el primero con el que nació y dos trasplantes que le han brindado nuevas oportunidades para seguir adelante. Ahora que su vida es más tranquila, sueña con ser ingeniero de sistemas.
Juan David Galindo no es un adolescente cualquiera; de niño fue uno de los primeros en recibir asistencia mecánica ventricular izquierda, conocida también como un corazón artificial. En esa época, su diagnóstico era una enfermedad congénita que debilitaba el músculo del corazón y limitaba su capacidad para bombear sangre en el cuerpo.
“Él primero tuvo tratamiento en Bogotá. Me encontré con un doctor, que yo le pregunté lo del trasplante y él me dijo que para los pobres no existía el trasplante, pero estamos acá y ya llevamos dostrasplantes ”, contó Diana Gordillo, madre del joven.
El médico Javier Castro, jefe de trasplante cardiaco pediátrico de la fundación que atiende a Juan David, indicó sobre la condición médica del joven que “el deterioro de su enfermedad llega a un punto a requerir apoyos adicionales y en ese caso es el soporte mecánico. Hasta esa época, habíamos hecho uno que se llama ECMO, que era muy diferente porque provee apoyo y reemplaza tanto el corazón como los pulmones”.
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Una hazaña médica para Juan David
Su historia clínica se complicó y en la Fundación Cardiovascular de Colombia empezaron su primera hazaña médica.
“A mí me encanta mucho vivir; así que lo que sea, lo que sea por mi salud”, dijo Juan David Galindo, el joven beneficiado con trasplante de corazón.
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Esos esfuerzos no fueron suficientes; Juan necesitaba un corazón natural. Sin embargo, milagrosamente no encontró uno sino dos corazones, que ha necesitado en los últimos seis años.
“Con el tiempo, nos obligó a reconsiderar una nueva terapia avanzada y en este caso fue un segundo trasplante de corazón. Afortunadamente, la evolución después de este trasplante fue muy buena y hoy en día él está en casa estudiando y haciendo su vida”, señaló el médico Castro.
Junto a su madre, hoy tienen un valor diferente de la vida y los acompaña un sentimiento de gratitud.
“Nosotros aprendimos a vivir del día a día, a disfrutar cada día y hacer lo mejor que podamos, pues tanto en las responsabilidades como en disfrutar. Si hay días que podemos caminar, salimos a caminar”, aseguró la madre de Juan David.
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Mientras que el joven vive muy agradecido con su médico de cabecera. “Muchas gracias al doctor Castro, siempre ha estado en todo lo que es de la clínica para nosotros y hasta fue a estudiar para averiguar qué más cosas había para mí”, afirmó.
Desde 2004, en el Instituto Cardiovascular de Colombia, 63 niños han recibido un trasplante de corazón y una nueva esperanza.
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