El batallón La Popa de Valledupar, entre los años 2002 y 2005, era una verdadera máquina de la muerte, así lo señalaron exintegrantes de esa unidad militar ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), durante una audiencia de reconocimiento en la capital del Cesar.
Por lo menos 127 asesinatos y desapariciones habrían cometido miembros del batallón La Popa de Valledupar en apenas dos años y medio de operaciones.
"La recompensa por cada persona asesinada y legalizada por el batallón La Popa: daban viajes para Cartagena, San Andrés, daban pistolas como premio, fiestas”, contó Yeris Andrés Gómez, soldado (r).
Este exmilitar relató cómo era una práctica recurrente matar personas que luego reportaban como delincuentes abatidos en combates.
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"Nos entregaron 9 personas con su respectivo armamento y 9 más que estaban heridos y no les préstamos los primeros auxilios, sino que les dimos tiros de gracia por orden del mayor Mahecha”, relaó Gómez.
Otro testimonio clave para entender cómo funcionaba el batallón La Popa fue el del teniente coronel retirado Ever Gómez, segundo al mando de esa unidad militar.
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"Denigro de la hora que acepté su discurso y accedí participar en esta macabra obra”, dijo el coronel (r) Éver Hernán Gómez Naranjo.
Los exmilitares son procesados por homicidio en persona protegida y desaparición forzada.
“Los doce militares que están presentes en esta audiencia, previamente y por escrito, ya reconocieron ante la Sala de Reconocimiento que fueron responsables de asesinatos y desapariciones forzadas”, explicó Eduardo Cifuentes Muñoz, presidente de la JEP.
La audiencia de reconocimiento continuará este martes con diálogos entre víctimas y victimarios.
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