Al drama de la destrucción en Providencia, los comerciantes de la isla suman uno más, los saqueos.
Luis Newball tuvo que acondicionar un cuarto improvisado en su local para vigilar la mercancía.
“Mi papá, que es inválido, lo tenemos durmiendo acá, y nosotros no dormimos, nosotros tenemos cuatro noches que pasamos allá afuera sin dormir o si no nos saquean”, afirmó el comerciante.
Según él, tras el embate del huracán Iota , los damnificados saquearon varios locales.
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“Esto se parecía a lo de Tasajera , increíble. Aquí tanto que criticamos a la gente cuando se volteó ese camión y dejaron a ese señor sin nada, pero aquí ha sido increíble. No me cabe en la cabeza, la gente llevándose neveras, televisores, aires acondicionados, ¿para qué? Si esto es un desastre. En Providencia no hay una casa, no quedó nada en pie”, sostuvo.
Diego Flórez, otro comerciante de la zona, dice que están inseguros porque a “la Policía se la llevaron de acá, el armamento lo mandaron para San Andrés, entonces quedamos a merced de todas las personas que querían atacar nuestros locales”.
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Entretanto siguen los trabajos de remoción de escombros, que, después de varios días, apenas si se notan , aunque casi toda la isla ya tiene las vías habilitadas.
Los organismos de socorro que ayudan en la emergencia tienen unas prioridades.
Ernesto José Hernández, teniente de Bomberos de Cali, dice que la gente no tiene agua para bañarse ni para los sanitarios y que la movilidad es primordial “para que las ayudas lleguen a todos los sectores de la isla, que es como una circunferencia, por llamarlo así, y toda la población está en el perímetro”.
Robert Brinton, periodista y habitante de Providencia, sostiene que las necesidades de las víctimas siguen siendo las mismas: “agua potable, velas, linternas y medicamentos. Providencia tiene mucha persona enferma, hipertensos, y la gente no tiene hospital”.
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Otro de los llamados urgentes es reconectar las comunicaciones.