Campesinos e indígenas de Solano, Caquetá, permanecen confinados por los continuos combates entre las disidencias de las FARC. La gobernación pidió ayuda humanitaria al Gobierno nacional para atender la emergencia.
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“No más hostigamiento, por favor. Las abuelitas están llorando, los niños están asustados de ver esto, no podemos seguir así, queremos la Paz”, ese es el clamor de un líder social y en general de las comunidades campesinas e indígenas del bajo Caquetá, que están cansadas de los combates entre disidencias de las FARC en zona rural de Solano y de Cartagena del Chairá. Esto tiene a sus habitantes confinados hace más de un mes y por eso salieron a pedir paz.
Edwin Leal, defensor del Pueblo del Caquetá, manifestó: “Las restricciones a la movilidad, tanto por el río Caguán como por el río Caquetá, generan que se presente desabastecimiento de bienes de primera necesidad, de combustibles para poder transportarse y esto pone en riesgo la salud, pone en riesgo su seguridad alimentaria”.
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Luis Francisco Ruiz, Gobernador del Caquetá, expresó que “hay un temor importante por quedar en medio de los combates, pero también familias enteras que están sacando a sus niños para evitar que sean reclutados por los actores armados ilegales. El clamor de las comunidades indígenas, del campesinado, de los comerciantes, de los ganaderos es que haya paz en nuestro departamento”.
El llamado de las autoridades es al Gobierno nacional para llevar ayudas humanitarias a estas zonas apartadas del Caquetá.
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