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Comandante de FF. MM. califica lo ocurrido en Tierralta como “un hecho vergonzoso”

Dijo que a raíz del ataque de militares contra población civil en Tierralta se tomarán medidas drásticas que, incluso, implicarán la salida de uniformados en todos los niveles.

Frente a la agresión contra la comunidad de la vereda Bocas del Manso, en Tierralta, Córdoba, el comandante de las Fuerzas Militares, general Helder Giraldo, se pronunció y dijo que esto es “un hecho vergonzoso que realmente nos conlleva a tomar otras medidas y, ante todo, pues que los responsables asuman las consecuencias de sus actos”.

El alto oficial confirmó que en la zona donde se presentó el ataque a la comunidad había tropas de la fuerza castrense realizando operaciones en contra del Clan del Golfo. Por eso mismo fue que se envió la comisión de inspección para verificar la participación de militares en esos ataques, con la que también viajó el comandante del Ejército, general Luis Mauricio Ospina.

El general Giraldo manifestó que “vendrán las consecuencias de manera muy drástica contra los responsables si se llegase a comprobar” que los uniformados que agredieron a la comunidad de Tierralta son militares.

Así mismo, dijo que hará “todo lo posible por resarcir (a los civiles), en caso de demostrarse que hay una responsabilidad por parte de la institución. Eso es lo que nos corresponde a nosotros”.

Eso sí, recalcó que “son miles de hombres y mujeres que a diario exponen su vida en cumplimiento de su deber constitucional por la seguridad, por la vida de todos nuestros colombianos. Es un hecho aislado” lo ocurrido en Tierralta.

Denuncian abuso sexual
La Procuraduría General de la Nación tiene en su poder las denuncias de algunos miembros de la comunidad de Bocas de Manso en la que indicaron que el día de las amenazas, el lunes 11 de septiembre, los uniformados llegaron a la casa de una mujer embera, de la que abusaron sexualmente mientras amenazaban a un hombre de la tercera edad que estaba en el sitio.

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Luego se dirigieron a la casa comunal de la vereda en Tierralta y les ordenaron a quienes estaban ahí, aproximadamente diez personas, que se tiraran al suelo. Después forzaron a todos los habitantes a salir de sus casas, incluyendo niños y mujeres embarazadas, quienes también tuvieron que lanzarse al piso. Allí permanecieron durante tres horas mientras recolectaban los datos de toda la población.

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