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Colombiana viajó a 6 países de Suramérica en moto y solo gastó $5.500.000

Natalia Varela, en su moto y sin compañía alguna, recorrió 12.272 kilómetros en 37 días. Pasó por Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile. "Somos capaces de hacer todo lo que hacen los hombres".

Colombiana viajó a 6 países de Suramérica en moto y con solo $5.500.000

Natalia Varela cuenta su experiencia con sentimientos encontrados. Conoció, aprendió, se cayó, se mojó, se perdió y tuvo que sobreponerse a las adversidades y peligros sola, en su vehículo de dos ruedas. Esta valiente mujer de 31 años, amante de la adrenalina, recorrió 6 países de Suramérica en su motocicleta, durante 37 días y con tan solo $5.500.000.

La joven oriunda de Villapinzón, Cundinamarca, quien también es madre soltera de una pequeña de 6 años, aprovechó sus vacaciones para emprender el tercer viaje que ha hecho en su moto NS200. El pasado 26 de diciembre de 2023 partió hacia Chile –era su destino planeado inicialmente- y regresó a su pueblo natal luego de pasar varias fronteras el 31 de enero de este año.

Lo curioso de la experiencia de Natalia es la determinación y seguridad que tuvo para viajar sola por seis países: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile. En total recorrió 12.272 kilómetros en una motocicleta que es pequeña para este tipo de travesías.

“Gran inspiración de esto fue un bloguero que se llama Daniel Cabrera, él recorre todo el mundo, en este momento está en África en moto. Él también fue como esa inspiración a aventurarme en moto, porque llegar a cada rincón del mundo en moto, creo, es un poquito más gratificante que hacerlo tal vez en avión o en bus”, indicó Varela.

La también instructora de natación afirma que emprendió este viaje por el impulso de su hermano, quien la motivó para lanzarse a vivir nuevas experiencias como la mujer que se ha caracterizado desde pequeña, aguerrida y libre.

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Pero ese espíritu aventurero lo heredó de familia, pues Natalia cuenta que, cuando sus padres -Jorge Varela y María Farfán- se casaron, se fueron juntos “a recorrer parte de Colombia en moto, tuvieron sus aventuras. Ellos perdieron una maleta con toda la ropa nueva que habían comprado recién casados. Creo que de ahí sale este gusto y esta pasión por las motos, de mi papá”.

¿Cómo fue el viaje en moto?


Días antes de iniciar el recorrido, la joven preparó su motocicleta, “llantas nuevas, kit de arrastre nuevo y cambié aceite. Tuvimos que cambiar el árbol de levas. Se me fue más o menos un millón de pesos”, aseguró en diálogo con Noticias Caracol.

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Ya de rodada, la primera parada que hizo la mujer fue en Garzón, Huila. Allí se encontró con Manuela Torres, otra motera que Natalia conoció a través de un grupo de motoayuda internacional donde hay acompañamiento del gremio todo el tiempo. “Ella me recibió en su casa, me dio comida y me dio algunos tips, porque ella también había viajado. Ella me dio un contacto que me iba a recibir en Ecuador, y así hice la mayoría de mi viaje”, señaló la motorista.

Agregó también que, “a donde yo iba llegando, la persona que me recibía me daba un contacto de la siguiente parada, entonces me decía... allá te puedes quedar, allá te van a recibir, allá puedes pasar la noche”.

A todos los lugares a donde llegaba, generaba sorpresa y la gente le preguntaba: “¿Y viene sola? Las típicas preguntas de siempre, ¿de dónde vienes?, ¿por qué vienes sola?, ¿no te da miedo?”.

“Claro que me da miedo, sí, siempre me dio miedo, pero igual lo hacía con miedo, entonces seguía y me iba quedando en moto posadas, tuve que pasar noches a la intemperie, en parqueaderos, en un restaurante también dormí, en una estación de gasolina también acampé y pues siempre recibía bien la ruta, siempre iba pensando como bueno, que sea lo que venga y vamos con toda”, narró la joven.

La aventurera llevaba en su equipaje ropa para un mes, impermeable para la lluvia, un kit de despinche para la motocicleta, que pesaban un total de 45 kilos; también cargaba con un bidón de gasolina lleno, para abastecer de combustible su moto en los trayectos donde no había gasolineras. Entonces, con su vehículo tanqueado, que pesaba alrededor de 125 kilos, y su equipaje, la mujer conducía una motocicleta con un peso de aproximadamente 200 kilos.

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“Manejar la moto así era para mí un poco complicado porque, a pesar de que es una moto pequeña para un viaje tan largo, porque con todas las personas con las que me encontré iban en motos 800, 400, 1200, mi moto era la más pequeña y la gente se asombraba. Es una moto muy versátil que me dejó ir sin mayor complicación hasta tan lejos”.

Con los ojos iluminados, la viajera recuerda cada país de una forma especial.

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“En Ecuador, fui a Baños de Agua Santa, a El Pailón del Diablo, es una cascada inmensa, tú sientes la fuerza con la que cae el agua, el ruido y es tanta la ingeniería que hicieron un camino de piedra, o sea, había balcones y tú tienes la oportunidad de meterte debajo de la cascada”.

“Perú es hermoso. Sin duda yo me quedo con Machu Picchu, pero no solamente por el hecho del lugar como tal, sino de todo el sacrificio que uno tiene que hacer para llegar allá”.

“Bolivia, sin duda, el Salar de Uyuni, es el salar más grande del mundo. Argentina no lo recorrí mucho, solamente estuve en el norte de Argentina y en el norte de Chile, pero el paisaje de Argentina es muy bonito, el cañón, las pampas, todos los animales que tú ves que se atraviesan, las vicuñas. Tú vas andando y las vicuñas se atraviesan por la carretera”.

Dentro de las muchas experiencias que la mujer vivió, relata con nostalgia un suceso que marcó su corazón en Chile: “en Arica, en una moto posada me ofrecieron pulpo. Lo que dijo la dueña de la moto posada esa vez fue: aquí no comemos pulpo todos los días porque es un poco costoso, pero hoy es una ocasión especial. Había un ecuatoriano y otro colombiano ahí, nos miramos y nos dijimos: ¿ocasión especial?, ¿por qué? Entonces ella dijo: 'es que estás tú aquí y el hecho de que una mujer esté aquí, sola, es una ocasión especial'. Ella era una venezolana y le agradezco también haberme recibido.”

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En contraste, también se quedó con algunas malas experiencias que tuvo que pasar, como una caída que sufrió en Bolivia, cuando visitaba el Salar de Uyuni. “Se me cayó la moto y pues por el peso no podía levantarla, estuve más o menos una media hora allí, pasaban carros, pasaban camionetas, pasaban motos y ninguno me ayudaba. Finalmente pasó un señor en un carro y paró a ayudarme, pero no era boliviano, era brasileño. Cuando yo llegué al hotel donde me estaba quedando esa noche le conté a la dueña del hotel y ella me dijo: 'lo que pasa es que nosotros creemos que si a ti te pasa algo malo es porque te lo mereces, porque algo malo hiciste, y es la forma como la naturaleza te lo está cobrando. Si nosotros te ayudamos nos va a pasar lo mismo, entonces si yo veo que tú te caíste y te ayudo, más adelante yo también me voy a caer'”.

Una mujer valiente


Esta colombiana reveló que se siente muy orgullosa de haber hecho su recorrido sola, en su motocicleta. Hay “más reconocimiento para una mujer al viajar que para un hombre. Y el hecho de sentir miedo por ser mujer, sí, pero yo soy muy valiente, siempre he sido muy guerrera. Iba con la intención de romper esos estereotipos y mostrarle a todo el mundo que las mujeres también somos capaces de hacer todo lo que hacen los hombres, de irnos en ruta, de coger una moto así sea grande, coger el equipaje y arrancar”.

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En cuanto a los peligros al estar sola en lugares que no conocía, con extraños y siendo mujer, Varela confirmó que “uno cree que una mujer está muy vulnerable a peligros, pero no. Este viaje me demostró todo lo contrario y es que para una mujer es muchísimo más fácil viajar por lo mismo -no debería ser así- porque todo el mundo lo ve a uno vulnerable, como frágil y entonces todo el mundo lo quiere ayudar a uno. Venga yo le doy de comer, venga yo la llevo, venga yo le cambio el aceite, venga yo le hago”.

Natalia finalizó esta ruta con éxito, gastó aproximadamente 80 galones de gasolina en su viaje y su presupuesto final sumando todos sus gastos fue de $5.500.000, una inversión bastante cómoda para conocer seis países en poco más de un mes.

La arriesgada colombiana regresó sana y salva a casa, con muchos aprendizajes y con ganas de volver para terminar su recorrido por Suramérica. Ahora sueña con viajar al lado de su hija durante un año por Venezuela, Brasil, Uruguay y Paraguay. No obstante, Varela no descarta ir también a México, Alaska y otros países. 

Y les dejó un mensaje muy especial a aquellos soñadores que como ella quieren recorrer el mundo en dos ruedas: “Sueñen en grande y hagan todo lo posible por cumplir esos sueños, así los llamen locos. Los sueños son pequeños o grandes, pero hay que cumplirlos. Nada es imposible, no esperen a tener la moto perfecta o el presupuesto, simplemente salgan, sueñen y, a pesar de todo, cúmplanlo”.

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