Colombia, el segundo país más biodiverso del planeta, con más de 67.000 especies de flora y fauna registradas, enfrenta un gran reto: proteger los recursos de la biopiratería, una modalidad con fines biofarmacéuticos que busca apropiarse ilegalmente de los recursos biológicos y los conocimientos ancestrales de nuestras comunidades.
La rana más tóxica del mundo, de tan solo 5 centímetros y especie endémica de Colombia; las hormigas cazadoras del trópico y la ayahuasca, un planta ancestral de las comunidades, son las tres especies más codiciadas por los biopiratas. Una modalidad de tráfico ilegal que tiene como destino estudios e investigaciones con fines farmacéuticos y curativos para así patentar sus "descubrimientos".
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Empecemos por la ayahuasca, un ingrediente crucial para el yagé, una mezcla de diversas plantas que se utiliza como medicina curativa y en rituales sagrados con diferentes propósitos. Hace parte de la cultura de diversos pueblos indígenas de Colombia.
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Miguel Evanjuanoy, de la Unión de Médicos Indígenas Yageceros de la Amazonía Colombiana, UMIYAC, manifiesta: "La planta sagrada que es el yagé, para nosotros. Es una planta milenaria, muy sagrada que cultivamos en los territorios; por eso también ha sido el conflicto que se vive en este momento, por las diferentes compañías que nos quieren generar daño, que quieren llevarse la medicina para hacer estudios científicos. Quieren llevar a las clínicas, seguir estudiando a ver qué contiene y eso nos está afectando a los pueblos indígenas".
Ernesto Evanjuanoy, de la comunidad Inga del Putumayo, también es miembro de UMIYAC. Él y otros integrantes de esa comunidad de sabios ancestrales creen que las malas prácticas y el uso fuera del territorio de lo que ellos llaman "el medicamento" representa un riesgo para las comunidades.
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"Es importante proteger porque esa es la cultura donde nosotros pervivimos por medio de ella, porque sin ella desapareceríamos nosotros, porque esa es la base principal de los territorios. En los diferentes territorios tenemos que la base principal es la medicina. Desde la medicina nos orientan a nosotros sobre cómo debemos vivir, cómo el ser humano puede vivir en la sociedad con las plantas, con todo conectado", aduce Evanjuanoy.
Boris Villanueva, experto del Jardín Botánico de Bogotá, explica que esta especie de flora no es la primera vez que se vuelve un blanco muy deseado.
"Ha sido usado por comunidades, no se sabe por cuántos miles de años en la cuenca del Amazonas, en la cuenca del Pacífico. El yagé no es la primera vez que se vuelve culturalmente popular o socialmente popular, tenemos un inventario de nuestros recursos fitogenéticos grande. Falta mucho por conocer, pero tenemos un buen inventario y ahí es donde van a buscar las plantas para acceder a estos recursos”, dice Villanueva.
Para las autoridades locales y nacionales también se ha vuelto un papel fundamental proteger y prevenir el tráfico de diversas especies, y a pesar del esfuerzo, las cifras siguen siendo alarmantes.
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¿Cuántos animales vivos o muertos de los amenazados por la biopiratería se han incautado durante 2024?
"En este año incautamos 4.671 animales vivos y 154 muertos, y de esos pedazos de animales y pieles incautamos 1.514. Hay que recordar aquí que este es un delito penal y lleva cárcel. En nuestras investigaciones dicen que lo que más salen son ranas, luego pájaros, luego hormigas. El uso que se les da a estas especies muchas veces son mascotas, como es el caso de los pájaros, pero en el caso de las hormigas y las ranas es con fines de investigación farmacéutica", asegura Adriana Soto, secretaria de ambiente de Bogotá.
Buscando extraer el veneno para encontrar las propiedades curativas, la phyllobates terribilis, o más conocida como rana dardo, es una de las especies más buscadas por los traficantes que la sacan del país, especialmente hacia Estados Unidos. Las grandes biofarmacéuticas experimentan con esta y muchas otras especies de anfibios.
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María Ximena García, bióloga investigadora del Instituto Humboldt, explica que "existen cerca de 206 especies de ranas venenosas en el mundo. En Colombia, particularmente, de esas 206 especies nosotros tenemos 99 especies, y 72 especies de estas 99 que hay en el país son endémicas; es decir, son especies que únicamente están distribuidas en Colombia. Estas ranas al poseer estos alcaloides que exsudan a través de su piel, que pocos grupos de ranas lo tienen, hace que también sean objeto de tráfico, por ejemplo, para lucrarse o darle otros usos. Han determinado que algunas de estas toxinas o algunos de esos alcaloides tienen propiedades que pueden ser utilizados en la industria farmacéutica".
Y por último está la hormiga cazadora, una de las especies más pequeñas del mundo animal: puede medir entre 3 milímetros y 5 centímetros y tiene diversas propiedades antibióticas y terapéuticas que ayudan a proteger nuestro cuerpo, además de su alto contenido de vitaminas y minerales.
Por todo esto es que las autoridades y las comunidades hacen grandes esfuerzos por conservar y mitigar el tráfico de estas especies que hacen parte del equilibrio ecosistémico de este país megadiverso. Además, este año se firmó un tratado gracias a la Organización Mundial de Propiedad Intelectual que busca proteger la propiedad intelectual, los recursos genéticos y los conocimientos tradicionales en busca de conservar los pueblos indígenas y las comunidades locales.