Colombia es uno de los diez países con más desplazamientos internos en el mundo. Una tragedia que el año pasado afectó a 71 millones de personas en el planeta. La cifra es del Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC), con sede en Ginebra, y del Consejo Noruego para los Refugiados.
Es una crisis humanitaria que no sólo le arrebató el arraigo a 71 millones de personas en el mundo, también borró sus certezas.
Un récord vergonzoso para la humanidad, tres veces mayor al registrado en la última década. Y aunque las guerras y las catástrofes ambientales fueron las principales causantes, el conflicto armado interno como el de Colombia llenó de imágenes desgarradoras el asfalto de las grandes ciudades.
En el Pacífico nariñense, más de 1.500 personas abandonaron su territorio el año pasado huyéndole a las balas.
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"Tenemos casi 20 niños aquí en el albergue, que están unos con vómito, diarrea, fiebre y gripe. Les ha dado el virus y están en una mala situación por la enfermedad", señaló una víctima desplazada por la violencia.
Rosa Murillo, a quien los grupos armados le quitaron su tierra en Istmina, Chocó, y le negaron el derecho a regresar, está curtida por el desarraigo.
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“Desaparecieron a mi hermano, me secuestraron durante dos semanas y pues ya, llegué aquí otra vez a Bogotá y decidí no regresar”, manifestó Rosa.
Según el Observatorio de Desplazamiento Interno con sede en Ginebra y el Consejo Noruego para los Refugiados, tres cuartas partes de los desplazados internos viven en solo diez países.
Uno de esos países es Colombia, después de Siria, Afganistán, República Democrática del Congo y Ucrania. Ni qué decir de lo que ocurre en las Américas, donde encabeza el listado.
Hasta el 30 de marzo de este año, se contabilizan en el país 8.437.000 desplazados. Para la directora de la Unidad de Víctimas, Patricia Tobón, el incumplimiento de los acuerdos de La Habana es la razón principal de este incremento.
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“Esto ocurre principalmente porque después de la firma del acuerdo de paz no se copan por parte del Estado los territorios de la negociación, los territorios donde los grupos han dejado las armas, y eso hace que otros grupos lleguen y ocupen los territorios, confinando y desplazando a las comunidades", dijo Patricia Tobón.
Y mientras esta crisis no para, las comunidades esperan que el Gobierno logre concretar al menos de manera urgente en el marco de la paz total alivios humanitarios o, lo que sería ideal, silenciar los fusiles.