En el Bajo San Juan, Chocó, poco a poco sus habitantes retornan a la normalidad tras ocho días de paro armado del ELN. Por el río, las embarcaciones navegan con banderas blancas, mientras que el comercio de la región vuelve a abrir sus locales. Líderes de la zona advierten que aún hay comunidades confinadas por temor a los enfrentamientos entre el ELN y el Clan del Golfo.
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Desde primeras horas de la mañana de este lunes, 19 de agosto de 2024, comenzaron a llegar embarcaciones y viajeros al puerto de Istmina en Chocó. Allí todas las lanchas amanecieron con banderas blancas como símbolo de la paz que anhelan todos los habitantes de la región.
El transportador Carlos Martínez Murillo aseguró: “La verdad es que la comunidad está pasando situaciones difíciles. Nos vemos abocados a diferentes problemas, enfermedades, hambre, de todo. No baja combustible de ninguna manera, porque no sube bote ni baja bote”.
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Por el río San Juan, la mayoría de las embarcaciones llevan banderas. Aseguran que es para evitar quedar en medio de las confrontaciones entre el ELN y el Clan del Golfo.
“La angustia que hay es muy caótica porque la gente vive a la expectativa, vive nerviosa. Entonces, por eso se atiene a salir a la calle, por los problemas que hay”, manifestó José Morales, presidente de los Consejos Comunitarios de Dipurdú y el Guásimo.
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En esta región sus habitantes aseguran que, pese a que se levantó el paro armado del ELN que duró ocho días, la incertidumbre se mantiene.
“En este momento está la situación muy difícil. He sobrevivido ahí pasando de lo peor”, dice Ricardo Viveros, comerciante afectado en Dipurdú.
Algunas comunidades permanecen confinadas por la presencia de artefactos explosivos en la zona rural.
Desde la gobernación del Chocó y la Unidad Nacional para las Víctimas avanzan en la atención de las familias desplazadas por el paro armado y que continúan confinadas, especialmente, las que se encuentran en zona rural de Sipí.
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¿Qué consecuencias ha tenido el paro armado del ELN en la población del Chocó?
La crisis humanitaria desatada en el sur del Chocó por cuenta del paro armado tiene consecuencias profundas en las comunidades como el desabastecimiento de alimentos e insumos de primera necesidad, el comercio paralizado, los servicios de salud interrumpidos. El miedo y la zozobra hacen parte de los rezagos de este hecho violento protagonizado por el ELN.
Pero lo más terrible ha sido las vidas que se perdieron durante el paro armado. Una menor de edad indígena y una mujer embarazada fallecieron al no poder trasladarse a un centro de salud.
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Además, 50.000 personas quedaron confinadas en 10 municipios gravemente afectados y 22.000 estudiantes no pudieron asistir a las escuelas.
Como si fuera poco, la gobernadora del departamento del Chocó, Nubia Carolina Córdoba, denunció que 2.000 estudiantes de 11 instituciones educativas no pudieron presentar este domingo las pruebas Saber 11, lo que obligó a reprogramar el examen de Estado para el próximo 8 de septiembre.
Tras el levantamiento del paro armado en el sur del Chocó, las comunidades esperan un retorno seguro a sus territorios e hicieron un llamado de los grupos armados para que demuestren su verdadera voluntad de paz.
En diálogo con Noticias Caracol en vivo, Francisco Vidal, secretario del Interior de Chocó, se refirió a lo que vendrá para ese departamento después del levantamiento del paro armado por parte del ELN.
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Vidal adujo que “la voz de nuestras comunidades en el departamento debe escucharse en las mesas de negociaciones (con grupos armados). Chocó es un departamento que hoy mueve una economía muy grande, un departamento rico que hoy está produciendo y está generando economía, pero está en el control de la ilegalidad y eso es lo que queremos superar”.
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