Rosa Edilma Ruiz Trujillo saca pecho con orgullo porque elCOVID-19 no logró dañarle la fiesta de cumpleaños. Mientras estuvo por un mes en el hospital Manuel Uribe Ángel enEnvigado, no pensó en otra cosa que en sus bombas y el ponqué dietético por su diabetes y el coronavirus.
“Uno está allá y uno cree que no se va a salvar, que no va a salir. El tiempo es triste, duro, pensando en la familia”, contó.
Ya se imaginaba con el pelo arreglado, usando el vestido que se compró antes de contagiarse y al lado de la nieta que se internó con ella por más de 15 días, a ver si juntas, se le lograban escapar al virus.
“Hubo momentos en que sí sentimos que no lo iba a lograr, pero bueno, acá está y lo logró y es una gran bendición”, dijo Lina Ramírez, su nieta.
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Nadie sabe cómo se contagió, lo cierto es que pocos apostaban por su recuperación. La diabetes, hipertensión e insuficiencia renal hacían más complejo el panorama para doña Rosa.
“Hay que celebrar dos cosas, que le gané la batalla al COVID y que cumplí 91 años”, expresó.
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La mujer aseguró que de milagro está contando la historia, pues su hermano no corrió con la misma suerte.
“Yo me vine a dar cuenta ya estando aquí en la casa, que ya estaba mejorando, entonces me contaron que cuando yo estaba en la clínica, él murió”, señaló.
Los 91 años de Rosa son para ella una leyenda, sintió que la muerte le respiró en la nuca, pero solo fue para apagar las velas de la torta y, ahí, ella pidió su deseo.
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