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Caño Cristales, una maravilla que espera la reactivación del turismo para beneficio de 600 familias

Lo invitamos a un recorrido por esta belleza natural, que sobrevive pese a los estragos de la guerra y la deforestación.

Caño Cristales, una maravilla que espera la reactivación del turismo

A exactamente una hora en avión desde Bogotá , se esconde entre 605.000 héctareas de bosque, plantas endémicas y manadas de monos tití el municipio de La Macarena, que guarda una verdadera joya natural: Caño Cristales.

Esta travesía empieza en el rio Guayabero, unas aguas que hace más de 10 años eran uno de los pasos más transitados por los grupos armados que operaban en esta zona, una especie de conexión entre la ilegalidad y la vida civil.

Reymington Torres, un joven de 23 años, se conoce la serranía como la palma de su mano. Es guía turístico profesional desde hace 4 años, pero “conociendo la zona, toda mi vida”.

Los senderos para Caño Cristales, cuenta Reymington, son una especie de cicatriz que dejó la guerra. La deforestación es una marca imborrable en este paraíso de ensueño.

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Estos caminos no solamente son transitados por turistas, también por pobladores, colonos y valientes soldados que la custodian. Senderos que conectan un mundo de difícil acceso con la población del municipio de La Macarena.

En medio de la selva se encuentra la macarenia clavigera, una planta que nace debajo de este río. Solo sobrevive si está pegada a las rocas que se dan en la serranía, tan aferrada a ellas que no se despega ni con los embates que llevan las aguas del río.

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Esta planta es una de las responsables del emblemático color del río que, según la tradición de los pobladores, es un arcoíris que se derritió en el manantial. Caño Cristales, apodado así por el ecologista Andrés Hurtado no solo es una fuente de agua, sino también una fuente de supervivencia para pobladores que viven del turismo. El 60% de los visitantes es extranjero.

El papel de las Fuerzas Militares en el control del territorio ha sido vital y con alto costo en vidas humanas. “Tan solo en los 17 años de existencia de esta campaña militar conjunta coordinada, los militares hemos puesto 800 muertos”, cuenta el comandante de la Fuerza de Tarea Omega, general Raúl Flórez Cuervo.

Además de la guerra, la deforestación también ha dejado una huella histórica. Solo el Meta, Caquetá y Guaviare agrupan el 56,3% de la deforestación total del país, lo que representa 35.556 hectáreas de bosque que desaparecieron por manos criminales.

Sin embargo, al comienzo de este año y gracias a la articulación de la fuerza pública con Cormacarena y diferentes autoridades ambientales, el departamento del Meta logró reducir esas cifras en un 36% durante el primer trimestre de este año.

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