Un campesino de la zona montañosa de Palmichal en Sabanalarga, Casanare, ha tenido durante varios años en el patio de su casa históricas piezas talladas. Lo que él no sabía es que se trata de petroglifos que podían tener más de diez mil años de antigüedad.
Los vestigios de primitivas civilizaciones siempre han estado en la vivienda de don Silverio, quien recibió esas tierras en medio de las montañas como herencia de sus ancestros y que hoy se maravilla de la importancia que estas enormes rocas tienen para la historia de Colombia.
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“Ellos lo que me decían era que esto era hecho de los indígenas y que las herramientas que ellos portaban para hacer esos dibujos eran en la misma piedra fina. Y sí, por ahí encontrábamos unas hachas, unos picos en pura piedra, pero se desaparecieron porque no tuvimos la precaución de guardarlos”, contó Silverio Subieta Ávila.
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Una habitante de la zona comentó que “debido a que éramos unos niños no teníamos conocimiento de su importancia. Tratábamos de descifrar un mundo de cosas, el caracolcito, el laberinto, pero de ahí nada más”.
Las piezas halladas se encuentran en buen estado de conservación y podrían contar la historia de lo que pasaba hace más de 10 mil años en el lugar. Solo resta esperar los estudios que daten y confirmen la antigüedad.
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El antropólogo José Virgilio Becerra explica que “las proyecciones de la referencia sobre el entorno natural, las formaciones rocosas, las redes hídricas, las cavernas, cascadas, los particulares ocasos y el sol entre las montañas y la inmensa biodiversidad señalada por la población de Sabanalarga mostrarían que las poblaciones prehispánicas que interactuaron con este entorno realzaron rituales diversos en muchos lugares como este de la piedra gravada de los ancestros”.
Académicos del departamento de antropología de la Universidad Nacional recolectan la evidencia para adelantar los estudios y determinar a qué civilización pertenecían estos petroglifos.