El sonido de las campanas de la iglesia Nuestra Señora de los Dolores, en Pensilvania, Caldas , se escucha desde 1906, cuando fue instalado el reloj mecánico. Ahora, podría silenciarse tras el fallo de una acción de tutela.
La demanda fue interpuesta por una mujer que aduce que el repicar de las campanas le causa dolor de cabeza, ante lo cual un juzgado del municipio ordenó al párroco del pueblo silenciar las campanas de 9 de la noche a 7 de la mañana.
“Intentar acallar las campanas de nuestros templos en nuestros municipios, a través de mecanismos como la tutela, no solamente es una falta de adaptación y de intolerancia, sino también abre la puerta para que a través de decisiones judiciales se viole y se acabe con las tradiciones”, manifestó Jesús Iván Ospina, habitante de Pensilvania.
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Jorge García, alcalde de Pensilvania, pide a la jueza aclarar este fallo y anuncia el apoyo a la iglesia para que sea apelado en segunda instancia: “nosotros creemos que las campanas deben continuar sonando, son parte de la cultura, de la tradición de nuestro municipio”.
Por su parte, el párroco de la iglesia Nuestra Señora de los Dolores, padre Libardo Flóez, manifestó que “no estamos conformes con eso, me parece pues una cosa fuera de tono, la señora no es del pueblo, llegó apenas hace dos meses y la gente quiere seguir oyendo las campanas”.
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