Las 19 estaciones de monitoreo poblacional están en color naranja, es decir, que el aire en el Valle de Aburrá, que agrupa a Medellín
y nueve municipios aledaños, es nocivo para habitantes sensibles como niños, mujeres en estado de gestación y adultos mayores.
A simple vista se ve el problema del área metropolitana, pues los edificios de El Poblado, la torre Coltejer y hasta las verdes montañas se pierden entre una espesa capa gris.
“Mantengo muy enferma de las amígdalas, de la gripa, me duele la cabeza”, asegura María Patiño, residente de Medellín.
Pese al aumento de contaminantes del aire en el Valle de Aburrá, Paula Palacio, directora del Área Metropolitana, dice que se mantiene por ahora la medida de pico y placa para vehículos de carga.
Esto, explicó, porque “se hace un cálculo cada tres días de acuerdo al Poeca, que es nuestro plan que rige o tiene todo este protocolo para atender episodios de contingencia ambiental”.
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Para el docente universitario y analista ambiental Santiago Ortega, las medidas deberían ser más drásticas. “El Poeca no se está aplicando de forma oportuna, hay dos formas de aplicarlo: la primera es esperando a que las estaciones estén en determinado nivel, pero la otra es aplicándolo de forma preventiva”, dijo.
Por eso hizo un llamado a que, “en este momento, la dirección del Área Metropolitana tome decisiones valientes y oportunas”.
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Por ahora, continúan los operativos de control y revisión de gases especialmente a los vehículos de modelos más antiguos. Se recomienda uso de tapabocas.
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