“Si me muero le encargo me la cuide muy bien”, fue lo que el cadete Felipe Manjarrez le pidió a su compañero Richard Benavides. Historia de una amistad eterna.
Benavides, de nacionalidad ecuatoriana, relató que “un mes antes de la explosión yo molestaba mucho a Felipe y le decía ‘esa niña va a ser mi hija’, por recocharlo”.
Un día, contó, el cadete fallecido le dijo: “vea ecuatoriano, mi chinita solo será su hija si yo me muero, y si eso pasa le encargo me la cuide muy bien”.
Luego vino la tragedia el 17 de enero de 2019
y Manjarrez murió en el atentado del ELN contra la escuela General Santander en Bogotá.
Su amigo Benavides sobrevivió y para cumplir con la voluntad de su compañero se convirtió en el padrino de la hija del cadete, Guadalupe.
La niña, según el alférez, “para nosotros es una hija más, es alguien que nos simboliza esa esperanza, ese principio de esperanza de que nosotros podemos seguir adelante tras todas las adversidades”.
“Guadalupe es la viva imagen de Juan Felipe y tenerla en mis manos era tener el retrato de mi compañero, era tener la promesa viva”, agregó.
La bebé fue bautizada en el centro religioso de la escuela de cadetes y allí los 159 compañeros de su padre rindieron honores a la pequeña.
Benavides está a menos de cuatro meses de graduarse y cumplir sus sueños y los de los 22 jóvenes que murieron hace un año.