El miembro de la Policía Nacional señalado de asesinar a su esposa
, Paula Andrea Celis, también patrullera de la institución y madre de su hijo, habría utilizado el teléfono de la víctima para enviar mensajes a la familia y "distraer la atención" sobre la suerte de la uniformada.
A la 1:16 de la madrugada del 22 de diciembre, el patrullero Carlos Eduardo Padilla ingresó al conjunto residencial, en el sur de Bogotá, donde vivía junto a su pareja sentimental, Paula Andrea Celis, también integrante de la Policía.
Sobre las 2:20 a. m., los vecinos del lugar reportaron una fuerte pelea en el apartamento de los uniformados. Padilla se excusó con los demás residentes y dijo que “no volvería a ocurrir”.
Sobre las 10:20 a. m. del mismo día, una cámara de seguridad capta el momento en que el policía sale junto a su hijo de un año cargado en un brazo, vestido con su uniforme de la institución, dos maletas de viaje y su mano derecha vendada.
El patrullero tomó un taxi rumbo al norte de Bogotá y le dejó el niño a la exnovia, a quien le dijo que su madre llegaría de Cartagena para recogerlo. Al conductor le dijo que la venda que tenía puesta era producto de un corte que tuvo en la mano.
Ese 22 de diciembre, la uniformada Celis no llegó al trabajo y su familia tampoco lograba ubicarla, así que presintieron lo peor.
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La fiscal del caso reportó lo siguiente: “Cuando la familia notó que ella no había llegado a su lugar de trabajo y que no respondía el celular entró en preocupación porque sabía de los problemas que se estaban presentando con su compañero permanente. Sabían del maltrato, de los abusos psicológicos y golpes físicos que esta persona cometía”.
La persona que respondía a los mensajes desde el teléfono de Paula Andrea era el patrullero Padilla, su compañero sentimental.
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“Una vez cometido el crimen, el hombre huye del lugar junto a un menor de edad, hijo de la hoy víctima. Según se logró establecer, el presunto feminicida respondía los mensajes de texto que la familia de la mujer le enviaba, como una manera de distraer la atención de las personas interesadas en conocer sobre la suerte de la patrullera”, manifestó Leonor Merchán, directora seccional de Fiscalías en Bogotá.
Los forenses atribuyen la muerte de la policía como “overkill”, es decir, que las 80 heridas que recibió en el cuerpo Paula Andrea fueron producto de una violencia exagerada y que cualquiera de estas pudo haberle quitado la vida.
El policía Carlos Eduardo Padilla permanece recluido en una cárcel por decisión de un juez.