En el Hospital de la Policía permanecen los dos policías que cayeron de una moto cuando atendían la situación de orden público que se presentó en el centro de Bogotá el miércoles. Uno de ellos fue el intendente Fabio Hernández, quien alcanzó a levantarse antes de que indígenas lo agarraran a golpes en el suelo, como le pasó a su compañero .
El uniformado, adscrito a la Policía de Infancia y Adolescencia, llegó en compañía del otro agente para proteger a una mujer auxiliar bachiller y al subcomandante de la Policía de menores, que estaba siendo atacado en el lugar.
Cuando perdieron el equilibrio y cayeron al piso empezaron las agresiones. “Yo lo que hice fue tratar de levantarme rápido porque mi compañero tenía la moto encima, yo me fui a parar, pero se me abalanzaron un poco de indígenas con palos, piedras, varillas a agredirme y lo que hice fue protegerme y empezar a retroceder”, relató el intendente Hernández.
Aunque buscó ayudar a su compañero, las agresiones eran cada vez más fuertes: “Los indígenas con palos, con puntas, palos astillados, me intentaban agredir en mi abdomen”.
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Sobre el otro policía, que llevó la peor parte, afirmó que “gracias a Dios está bien, la opción de él fue hacerse el muerto. Quedó inmóvil esperando que lo ayudara, eso fue lo que lo ayudó”. Fue sometido a cirugía y se recupera.
Afortunadamente, dice, no llevaban armamento, pues escuchó que los agresores hablaban de “quitarles la pistola”. Yo les decía “soy el policía de los niños, les mostraba el brazalete”.
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De los 15 uniformados que fueron trasladados al hospital, solo dos quedan hospitalizados.