La fascinación de los más pequeños por explorar el mundo y otros planetas ha hecho que cobre fuerza la educación STEM, que combina ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Según expertos, estos serán los campos de estudio del mañana y desde ahora impulsan su aprendizaje en los más pequeños.
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Mateo Arévalo Rodríguez, un apasionado por la robótica, reconoce que le “gusta más la física, la ciencia que calcula el movimiento, entonces creo que puede basarse en lo aeroespacial y creo que mi carrera es la física más que la mecatrónica”.
“En cambio a mí sí me parece mucho más interesante la mecatrónica, la programación, la automatización de procesos y la automatización a largo plazo de la vida del ser humano para que sea mucho mejor y más fácil”, dice su compañero Sergio Ramírez Ramos.
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Ellos han aprendido de estas ciencias en el semillero Physics – AESS, ubicado en el municipio de La Calera, donde niños y jóvenes exploran para estar un paso más cerca de cumplir sus sueños.
Martha Liliana Preciado, líder de la institución, afirma que allí se permite “que los niños tengan esta posibilidad de apropiar el conocimiento, conocer el espacio y entender mejor su contexto actual”.
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Después del colegio, los menores de edad llegan al semillero para construir rovers no tripulados a escala como el Perseverance, satélites del tamaño de una lata de gaseosa y robots.
Mateo habla de lo más difícil del proceso: “muchos piensan que es la programación, pero la programación es lo más fácil. Lo difícil es ponerle lógica a la hora de que tú no encuentras nada, pues tienes que utilizar tus propios conocimientos para solucionar un problema, que lo tienes que solucionar porque puede ocasionar un gran desastre”.
El objetivo del semillero es lograr que cada vez más niños se interesen por la ciencia, la pongan al servicio de su comunidad y, por qué no, del mundo.