En la noche del 21 de noviembre hubo pánico en el Club Militar de la carrera 50 con calle 13, en Bogotá, por culpa de un taxista que ingresó su vehículo al fondo del lugar y lo dejó parqueado.
Los uniformados del Ejército Nacional que se encontraban en el sitio llamaron al grupo de antiexplosivos de la Policía Nacional, el cual determinó que dentro del taxi no había bomba alguna.
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Actualmente, el taxista está siendo investigado por las autoridades para determinar por qué ingresó con su carro hasta el Club Militar.
#OjoDeLaNoche | En el Club Militar, en Bogotá, se vivieron momentos de pánico por un taxista que ingresó y dejó su vehículo parqueado.
— Noticias Caracol (@NoticiasCaracol) November 22, 2024
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Conductor de bus del MIO entró a la fuerza a un batallón en Cali
Esta no es la primera vez que un vehículo ingresa a un recinto militar este año, pues el pasado 23 de agosto, un conductor de un bus del MIO, en Cali, entró a la fuerza al Batallón Pichincha de la Tercera Brigada del Ejército Nacional.
Cuando el vehículo ingresó al batallón, los militares se alertaron y le dispararon. Aunque al principio se pensó que el bus estaba secuestrado por un criminal, la empresa Metrocali, por medio de un comunicado, informó qué fue lo que pasó.
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Según la compañía de transporte, el conductor del bus había sufrido un choque contra un carro particular y los ocupantes del automotor involucrado lo amenazaron. Ante el temor por ser lastimado, el chofer decidió ingresar al batallón y fue recibido a disparos por unidades del Ejército Nacional.
“El viernes 23 de agosto, en horas de la noche se presenta una colisión entre un bus del MIO y un vehículo particular, hecho que, según la versión preliminar del conductor del Sistema Masivo, derivó en agresiones contra él y contra el bus”, sostuvo Metrocali.
La empresa agregó que “el conductor del MIO, siguiendo el protocolo establecido para estos casos, se comunica con el Centro de Control de la Operación y pide apoyo. Sin embargo, indica que, ante las amenazas y agresiones, decide arrancar y se da una persecución, la cual finaliza cuando ingresa el bus a las instalaciones de la Tercera Brigada”.
Desde la Tercera Brigada aseguraron que se cumplieron con los protocolos de seguridad cuando se detuvo el bus a disparos, teniendo en cuenta que podría representar un riesgo para el batallón. “El conductor de este automotor intentó ingresar forzosamente a las instalaciones militares, tras transitar a alta velocidad por una de las avenidas del sector, violando los parámetros de seguridad”, manifestó el Ejército Nacional.
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En medio de la ofensiva de los uniformados, dos pasajeros del MIO que se encontraban al interior del bus resultaron heridos y fueron trasladados a un centro asistencial.
“En los hechos narrados previamente por el chofer, dos usuarios del MΙΟ sufrieron lesiones y fueron trasladados a centros asistenciales donde recibirán atención gracias a las pólizas de seguro que cubren los vehículos del sistema masivo”, aseguró la empresa de transporte.
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Exconcejal de Chía que entró borracho a la Escuela Militar de Bogotá
Otro caso parecido, ocurrido en 2013, involucró al exconcejal de Chía Carlos Enrique Martínez, quien, supuestamente en estado de alicoramiento, ingresó a la fuerza a la Escuela Militar de la avenida calle 80, en Bogotá.
Todo empezó cuando el 13 de octubre unos vecinos llamaron a la Policía para alertar sobre un vehículo parqueado sobre una vía con dos hombres al interior. Cuando las autoridades llegaron hasta el sitio y pidieron que se abrieran las puertas del carro, el exconcejal aceleró y comenzó una persecución, la cual terminó en la Escuela Militar.
El exfuncionario fue capturado por la Policía y se negó a practicarse la prueba de alcoholemia sin la presencia de su abogado en el momento de la detención. Seis horas después, después de que sus familiares le brindaran alimentos, el exconcejal Carlos Enrique Martínez se sometió al test.
No era, además, el primer escándalo en que se veía involucrado este exfuncionario de Chía, pues en el año 2012 insultó a unos policías que lo detuvieron por conducir una motocicleta sin que él y su compañera usaran casco.
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