En Bogotá, una manifestación con miles de personas desfiló también con camisas blancas por la Carrera Séptima, ondeando banderas de Colombia y arengas como "Colombia se construye, no se destruye".
Por una Colombia "libre de los narcotraficantes, libre de (la guerrilla de) las FARC y libre de la izquierda", pedía una de las manifestantes.
Otros participantes entregaban flores a los policías a pesar de las innumerables críticas que han recibido en las últimas semanas por los abusos contra manifestantes que no solo han supuesto la muerte de manifestantes, sino lesiones oculares y agresiones sexuales, según organizaciones sociales.
"No estoy en contra de la protesta, pero una protesta sana, sin vandalismo", dijo a Efe durante la marcha María Eugenia, una jubilada que se decía "solidarizada" con la gente que lleva desde el 28 de abril saliendo a la calle "porque este país hay que sacarlo adelante", pero sin vandalismo.
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"Reconozco que (los de) mi generación salíamos y conseguíamos empleo, y para esta generación es muy difícil", alegó la jubilada. Y es que justamente la diferencia de edad fue notoria entre las manifestaciones de hoy y las de días anteriores, donde miles de jóvenes han tomado las calles hastiados de la falta de empleo y oportunidades y la cada vez más profunda brecha de desigualdad.
"Muchos de esos jóvenes no trabajan, no quieren a su país, prefieren un país subsidiado, un país regalado. Hay un grupo que se llama nini, ni trabajan ni estudian, y han tomado eso como un reto para destruir y para desestabilizar", decía Alexandra, otra protestante.
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En barrios humildes de Cali, epicentro de las protestas, como Siloé o la renombrada Puerto Resistencia, y en bogotanos como el Portal de las Américas, muchos de esos jóvenes a los que se refiere Alexandra han adoptado otro "ni" y describen que ni estudian ni trabajan porque aseguran que no tienen oportunidades pero tampoco tienen miedo.
Preocupación internacional
La oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos (Acnudh) ha recibido informes de que 14 personas murieron y 98 resultaron heridas -54 por disparos- en Cali el viernes, y por ello, expresó hoy desde Ginebra su preocupación.
"Estos hechos son muy preocupantes tras el progreso que se estaba haciendo para resolver la revuelta social a través del diálogo", dijo la alta comisionada, Michelle Bachelet, quien reclamó que se investigue a todos aquellos que causaron muertes o heridas, lo que incluye a funcionarios del Estado, y se les sancione de acuerdo a su responsabilidad.
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La Policía reconoció ayer la presencia de civiles que "utilizaron unas armas de fuego indiscriminadamente contra otras personas" y aseguró que investigarían a los agentes que se encontraban allí presentes y "omitieron su deber de evitar que esos hechos ocurrieran y de capturar a estas personas".
Después de que el sábado tanto la ONU como la Unión Europea y varios países pidieran un diálogo serio como solución a la crisis, este domingo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) lamentó la violencia y su preocupación ante las denuncias de ataques a manifestantes con armas de fuego.