La noche de protestas que vivió Bogotá por la muerte del abogado Javier Ordóñez dejó más hechos que lamentar, como las siete víctimas mortales en Bogotá y Soacha .
Una de ellas fue Julieth Ramírez, una joven de 18 años, estudiante de psicología, quien le pidió permiso a su papá para pasar la noche con una amiga que vive a dos barrios de su casa.
“Yo no le vi ningún problema, yo le dije: listo, amor, pilas, porque ese barrio es como pesado, pero no hay problema, igual ya lo había hecho antes”, dijo Harold Ramírez, padre de la víctima, al Ojo de la Noche .
Lo que él menos imaginaba le llegó como una punzada al corazón: “me llaman de una forma cortante y me dicen: ‘su hija acaba de recibir un balazo en la cabeza’”.
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Una bala la había impactado. Su amiga la llevó a un Centro de Atención Prioritaria en Salud, pero ya estaba sin signos vitales.
“Me la mataron, me la mataron de un tiro, una bala perdida, pero directo al corazón. No sé, se ensañaron, ahí yo pienso que no fue bala como tal perdida. El hecho fue que se desplomó y llegó acá al hospital sin signos vitales”, lamentó el padre de la víctima.
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