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“Lo único imposible es lo que no intentas”: la otra cara de los habitantes de la calle

En el barrio San Bernardo de Bogotá, en medio de una jornada humanitaria, Noticias Caracol encontró estas duras pero esperanzadoras historias.
Alexandra no tiene nada ni nadie más que once gatos y cinco perros. Vive con y por ellos, en un cambuche que armó al lado de un puente. 
"Son una elegancia esos animales conmigo, es el único amigo que tiene uno fiel", afirma.
Muchas bocas para alimentar, cuando a veces ni siquiera puede saciar su propia hambre, pero dice que los animales, como ningún ser humano, llenan algo más importante: su corazón.
“Nos hemos criado todos juntos y la idea mía es que no nos separen, porque hay perreras para ellos y lugar para mí, pero no nos aceptan juntos", se lamenta.  
Por eso, cuando le avisaron que habría una jornada humanitaria en el barrio San Bernardo, en el centro de Bogotá, no lo dudó: adelante irían sus mascotas.
"Ese es el parche mío”, recalca.
A ella le brindaron atención médica, mientras que a ‘Pulgas’, ‘Mona’, ‘Bigotes’ y los demás los vio una veterinaria.
"Los asistimos con servicios de desparasitación, instalación de microchip, antipulgas”, sostiene la especialista.
Pero no fue solo Alexandra. Al evento, organizado por la Fundación Callejeros de la Misericordia y apoyado por la Secretaría de Integración Social, asistieron cerca de 600 habitantes de la calle.
"Hemos venido a celebrar los tres años del desalojo de El Bronx", insiste Gabriel Gutiérrez, sacerdote franciscano bautizado como ‘Frayñero’.
En la mitad de ‘El Samber’, como se conoce este sector, montaron un hospital improvisado. Una doctora y varias enfermeras atendieron hasta a un herido de bala.
"Tenemos muchas mordeduras de perros, heridas por riña, muchos accidentes y secuelas de heridas pasadas", relata la médica Daniela Gutiérrez.
Hubo tamalito, pan y jugo. Mucha comida. Pero también fútbol, una golosa e, incluso, una ruleta de la fortuna. Espacios para recordarle a esta población, a veces violenta y a veces violentada, que es posible darle un giro a la vida.
"Estamos de acuerdo con que la ciudad se renueve, pero estamos reclamando también una restauración humana. Estamos de acuerdo con que embellezcamos la ciudad, pero tenemos que embellecer la miseria y el dolor de más de 15 mil habitantes de la calle", argumenta ‘Frayñero’.
Sergio Amaya salió de El Cartucho y lleva encima, y debajo, las cicatrices de 20 sufridos años a la intemperie. Fue uno de los que se sometió a una ducha.
 "Hoy voy a transformación total, vamos a quedar como para un reality", bromea.
Lo llaman ‘Paz y bien’ y, aunque algunos de sus "parceros" se pueden dedicar a la droga y los robos, él asegura pertenecer al parche de los que no fuman ni hacen maldades.
"Se quita uno peso de encima con la peluqueada, el peso del pelo, pero la cuestión es que, con estos fríos, el pelito amortigua el frío”, afirma. “¿Será que conseguirá novia?”, le preguntan y responde: “mi agenda está apretada como para ponernos en temas amorosos".
"Cuando ven su cambio, tienen una perspectiva distinta, ven en el espejo la persona que realmente son", agrega Ana Silva, estilista.
Se calcula que en Colombia hay, por lo menos, 40 mil ciudadanos habitantes de la calle. Como en una botica, acá hay de todo: gente mala, pero también gente buena, y artistas como Rubén Darío. para quien su "vicio" es dibujar.
"El amor que siento por el arte y la pintura me han ayudado mucho en la ocupación del tiempo libre", reconoce.
Al final de la jornada quedó este letrero, que ojalá muchos hayan leído: "Lo único imposible es lo que no intentas".

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