El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) reveló que hizo un importante decomiso de botellas de licor, camufladas en una caneca que iba a entrar a la cárcel La Picota.
La caneca estaba marcada como refrigerante y tenía una capacidad de 55 galones. Cuando los guardias la revisaron, encontraron 68 botellas de whisky Master, 47 cervezas en lata Corona, 10 botellas de tequila, 3 botellas de whisky Jack Daniel's, 2 botellas de vodka Absolut y 2 botellas de whisky Old Parr.
“En efecto, en esta ocasión se pudo detectar el ingreso de este cargamento de licor camuflado de una manera muy especial en una caneca de 55 galones que a la vista no podía ser detectado”, expresó el coronel Daniel Gutiérrez, director del Inpec.
“Hemos detectado que los internos planean y tecnifican nuevas modalidades para el ingreso de elementos prohibidos y elementos no permitidos para no ser detectados”, expresó el oficial a medios de comunicación.
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Presos de estación de Puente Aranda hacen rumbas
El hacinamiento carcelario hace que en varios de estos sitios sea imposible realizar un control total de los reclusos, que en muchos casos terminan cometiendo nuevos delitos cuando están detenidos. Es más, hasta arman rumba como si estuvieran en un bar de Bogotá, como se develó con los presos de estación de Puente Aranda.
Al siguiente día y tras las rejas hacen un sancocho. Mientras algunos presos preparan la comida en lo que parecen ser pequeñas estufas, otros manipulan teléfonos celulares en las celdas de una de las instalaciones más custodiadas de Bogotá.
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Allí hay “tres filtros como es seguridad privada que tiene la URI, aparte de los custodios de la Policía Nacional y son instalaciones de la Fiscalía. Entonces estos tres entes tienen que vigilar y proteger cada una de estas cosas”, explica el abogado penalista Miguel Ángel Camargo.
Hacinamiento carcelario hace difícil los controles
Según la Procuraduría, en todo el país hay un hacinamiento de 240% en los sitios de detención. Entre estaciones de Policía y las URI hay capacidad para 9.583 detenidos, pero actualmente hay una población de 22.960 personas.
El otro problema está en la atención médica para esos detenidos. Solo en Bogotá la Personería dice que hay 88 detenidos que requieren atención urgente, de los cuales seis son de personas con fracturas, seis con discapacidad, seis con sida y 30 que requieren atención psiquiátrica.