Los videos, grabados en Bogotá, muestran a conductores piratas ofreciendo sus servicios en terminales improvisadas a gente que necesita viajar en época de fin de año. A ninguna de las partes parece importarles el riesgo que corren por el COVID-19 .
En La Sevillana, en el sur de la ciudad, trabajan algunas de estas personas.
Allí se ve a un hombre al que llaman el jalador, que junto con otras personas aparece de la nada apenas ve llegar a alguien con una maleta.
Así ofrece el servicio:
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Jalador: ¿Para dónde viaja?
Agente encubierto: Para Ibagué. ¿A cómo?
Jalador: A 50.
Agente encubierto: ¿Más caro que a Girardot?
Jalador: Mi amor, lo que es hoy y mañana se suben los precios.
Agente encubierto: ¿Pero en qué?
Jalador: En una busetica pequeña, la tengo allí.
A los pocos minutos aparece el que se identifica como el conductor de la buseta, quien afirma que el vehículo “cuenta con todos los permisos, es una buseta de servicio especial de turismo, ahí está la señora que contrata el carro, todos van planillados con su cédula, si la Policía nos para, ¿para dónde vamos? Para Ibagué”.
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Lo que dice, según la Policía de Tránsito, es falso porque los buses deben estar afiliados a una empresa con documentos legales, que se solicitan con antelación a los turistas y es la única que puede dar los permisos para viajar por carretera.
También allí hay conductores de carros particulares ofreciendo transporte ilegal hacia Ibagué:
Conductor pirata: A 60.
Agente encubierto: Está carísimo.
Conductor pirata: A Melgar están cobrando 45 y 40.
Agente encubierto: ¿Y no nos paran?
Jalador: Se tienen que saber los nombres.
Conductor pirata: Por ejemplo, yo me identifico y tú, soy fulanito, usted es Patricia o Tatiana y vamos para Ibagué y todo se formaliza para no quedar uno como un zapato.
La coronel Zulma Patricia Leguízamo, comandante (e) de la Policía de Tránsito de Bogotá, explica que esto lo hacen para crear “una historia de que son familiares, que son amigos, entonces para aparentar eso antes de que las autoridades vayan y los aborden, pues tienen que estar sin tapabocas, porque sabemos que entre familias no es obligatorio utilizar este elemento”.
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Una situación igual de delicada fue grabada en el occidente de Bogotá, donde funcionaba una especie de terminal pirata y se veía, en plena emergencia sanitaria por la pandemia, una aglomeración de pasajeros abordando un bus que, para la Policía, no cumple con medidas de bioseguridad ni de transporte por carreteras.
El general Carlos Rodríguez, director de Tránsito de la Policía, dice que en el año se han inmovilizado 33.600 automotores, es decir 93 diarios, y en diciembre van 1.200.
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