Grandes aglomeraciones se ven en el centro de Bogotá durante el madrugón de San Victorino. Pese a que el COVID-19 está al acecho, los comerciantes y compradores aseguran que esta es la gran oportunidad para adelantarse a los regalos de Navidad.
Calidad, productos hechos por manos colombianas y prendas desde 5 mil pesos, son los aspectos que seducen a los visitantes.
Pese a la gran cantidad de gente, Alirio Giraldo, alcalde de la localidad de Santa Fe, aseguró que los controles y los monitoreos son constantes.
“Durante cierto tiempo estaremos verificando los aforos al interior de San Victorino y estaremos haciendo cierres temporales en algunos puntos para evitar que las personas entren a los lugares de mayor aglomeración”, expresó.
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Entretanto, los comerciantes, que están preocupados por el virus y por llevar la papa a la mesa de la casa, aseguraron que se están protegiendo, pero parece ser que esto no es suficiente.
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“Aquí lo importante que uno se cuide y que la gente en conjunto también se cuide”, dijo un vendedor.
Horas más tarde se conoció que los comerciantes informales de San Victorino van a ser reubicados, esto para evitar las aglomeraciones.
Los vendedores formalmente establecidos propusieron que esta reubicación se realice en unas bodegas que están aledañas al sector y que ellos correrían con los costos del arriendo.
“Esto solucionaría gran parte de la problemática, hoy tenemos un aforo menor al 50 %. Probablemente esta semana podríamos reubicar 400 vendedores informales subsidios por el comercio formal. También, queremos abrir el sector las 24 horas”, informó Yensen Estupiñán, gerente del Gran San.
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Los comerciantes esperan más clientes y más controles de bioseguridad.
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