Noticias Caracol conoció videos, grabaciones y testimonios que permitieron la captura de José Manuel Vera, alias Satanás,
un hombre que incluso desde la cárcel siembra el terror en varias capitales de Suramérica.
En imágenes logradas en un exhaustivo seguimiento que se extendió durante casi dos años, se le ve a Satanás por las calles de Ecuador paseando en un coche a su bebé recién nacido. El sanguinario criminal llegó a ese país a finales del 2022, tras la persecución que adelantaron las autoridades en Colombia, según un agente del Gaula que lideró la investigación.
“Los mismos integrantes le ponen ese nombre de Satanás por su alta agresividad al momento de atacar a las víctimas”, cuenta un investigador.
De acuerdo con la investigación, Satanás delinque desde los 14 años, cuando ingresa a una red criminal en Venezuela conocida como Tren de Aragua. Dicen las autoridades, ni él mismo “recuerda cuántas personas ha ultimado”.
En 2019, “cuando capturan las cabezas fundamentales de esa organización, viaja a Colombia”, donde llega al barrio El Amparo, en Kennedy, sur de Bogotá.
En esta zona de la capital colombiana fue reclutado como expendedor de drogas por una banda conocida como Los Costeños, que dominaba, en ese entonces, el tráfico de estupefacientes en la localidad. A los pocos meses de hacer parte de estos criminales, asesinó a los jefes y se convirtió en el máximo capo de la organización a la que llamó después Satanás.
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En el 2022, Satanás fue capturado por primera vez en Colombia, señalado del delito de extorsión, pero planeó y ejecutó su fuga de la URI de Puente Aranda mediante un motín. Junto a él se escaparon seis personas. Luego, se fue a Ecuador, desde donde seguía mandando órdenes para sus hombres que, a sangre y fuego, las cumplían en Bogotá.
El llanto de un bebé dejó al descubierto a José Manuel Vera, alias Satanás, uno de los más sanguinarios asesinos extranjeros que puso en jaque, con sus descuartizamientos y crímenes, a Bogotá y otras ciudades de Latinoamérica.
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Satanás desde Ecuador envió un mensaje de voz amenazando con matar a una víctima que no quería pagar la extorsión en Bogotá. La grabación la hizo en presencia de su bebé de dos meses, que en el fondo del audio se escuchaba llorando.
Para evitar que lo rastrearan, la grabación fue enviada desde su teléfono a los sicarios en la capital colombiana, quienes, a su vez, se lo reenviaban a la víctima, pero uno de sus hombres lo traicionó y lo entregó. Lo capturaron en Ecuador y fue puesto en manos de las autoridades de Colombia.