Tan solo dos cuadras separaban a Eduardo Romero de su casa ubicada sobre la avenida Primero de Mayo, en el sur de Bogotá, cuando dos sujetos armados lo increparon, lo inmovilizaron y lo despojaron de su teléfono celular. Como si fuera poco, uno de ellos lo lesionó con un arma blanca en la pierna izquierda y todo porque no le encontró su billetera. Casos como estos se registran a diario en la capital colombiana y ponen de precedente un tema que se volvió común y hasta obligado en la conversación cotidiana: la inseguridad. Y aunque este fenómeno no es exclusivo de la capital, sin duda Bogotá es quizás el mejor termómetro de lo que pasa en varias ciudades de Colombia.
El reciente informe de la Secretaría de Seguridad da cuenta del incremento en los hurtos violentos. Mientras en el 2019 (año sin confinamiento) 81 personas fueron asesinadas en medio de atracos, en el 2021 el número de personas a quienes les quitaron la vida en medio de un asalto se elevó a 137, es decir, los atracos callejeros aportan el 12% de las causas de homicidio en la capital.
Este tipo de crímenes ocurren mayoritariamente los sábados. Fue durante ese día que se registró el 23% de los homicidios en medio de atracos, seguido de los jueves y viernes. Los rangos van desde las 3:00 am y las 6:00 am y desde las 6:00 pm y las 9:00 pm; en ese lapso se cometió el 40% de los homicidios por asaltos.
Pero, ¿a qué obedece este fenómeno de inseguridad? Según el secretario de Seguridad de Bogotá, Aníbal Fernández, en la ciudad existe una reconfiguración de los grupos de delincuencia, uno de los comportamientos que ha cambiado es la agresividad y la violencia con la que se están cometiendo los delitos y el uso de distintas armas. Fernández señala que esto es lo que ha llevado a incrementar acciones en materia de desarme ciudadano, para lograr sacar de circulación cualquier tipo de arma que pueda poner en riesgo la integridad física y la vida de los ciudadanos.
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No en vano, el pasado 25 de enero fue sancionada por el presidente Iván Duque la Ley seguridad ciudadana que castiga el uso de cualquier tipo de arma bien sea de fuego, cortopunzante, traumática y hasta el uso de capucha utilizada en la comisión de un delito. También eleva las penas privativas de la libertad para quien la utilice.
En Bogotá, el año pasado fueron incautadas 170 mil armas blancas, 1000 armas traumáticas y más de 1100 armas de fuego, la mayoría de ellas decomisadas en el sistema de transporte, en la vía pública, en los sitios aledaños a zonas de rumba y en medio de requisas de la policía metropolitana.
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Si bien la criminalidad, los hurtos y los homicidios no son exclusivos de determinadas zonas de la ciudad, sí existe una caracterización de puntos considerados como neurálgicos o zonas rojas, por ejemplo: las UPZs de mayor concentración son Bosa occidental en la localidad de Bosa y Patio Bonito en Kennedy, Las Margaritas, Calandaima, Corabastos, Tintal en unión con la zona de Bosa Occidental y El Porvenir (30 casos en total).
Otros hechos asociados se dieron en las localidades de Los Mártires (La Sabana, 6 víctimas) y Rafael Uribe Uribe - San Cristóbal en el 20 de Julio, San José y Quiroga especialmente (10 casos). Finalmente, en el Perdomo y Jerusalén se presentaron 14 víctimas (Ciudad Bolívar) y en Tibabuyes 4 casos (Suba).
Un espectro que destaca el informe y que sin duda enciende las alarmas en cuanto a víctimas de inseguridad es que el 95% de las personas asesinadas en Bogotá en medio de un atraco son hombres entre los 20 y 39 años; el 5% restante, mujeres.
Ante este panorama y el reclamo de los bogotanos que exigen acciones contra la inseguridad, garantías para salir a las calles y no ser víctimas de los asaltantes, la alcaldesa Claudia López anunció una nueva estrategia que consiste en tomarse las localidades, es decir, desplegar toda la oferta institucional, social, cultural y de seguridad, para que los ciudadanos no tengan que desplazarse sino que los programas lleguen a los territorios.
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