Durante un año y con agentes infiltrados, la Policía de Bogotá logró las pruebas para frenar a una banda de microtráfico conocida como Los Amarillos, la cual era liderada por alias La Mona, una mujer que sometía a sus propios hijos, menores de edad, para vender droga. Si ellos la consumían o si no daban el dinero de la venta, esta mujer los torturaba.
De esta organización hacía parte alias Tyson. En video quedó registrado cómo le intentaba dar una paliza a un adicto acusado de no pagar las dosis de droga a traficantes de la zona del centro de Bogotá.
Este sujeto, según la investigación, era el encargado de coordinar a los casi 30 expendedores de la banda Los Amarillos, distribuidos en casi tres cuadras del sector. El nombre estaba asociado al color de las papeletas en las que vendían el bazuco y la cocaína.
Al finalizar las tardes, al sitio, fuertemente escoltada, llegaba una mujer conocida como alias La Mona, señalada jefe financiera de la banda. Al menos 20 expendedores se le acercaban para darle el dinero producto de la venta de estupefacientes.
Entre quienes se acercan hay varios menores entre los 12 y 15 años, algunos eran hijos de los propios expendedores, como lo grabó el agente encubierto de la Sijín durante casi un año de infiltración.
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“La líder incluso de la estructura instrumentalizaba a sus mismos hijos para trasladar droga (…) a los niños los convencían con algo de dinero, muy poco, o les daban a veces dulces”, detalló el mayor Sergio Alexander Torres, jefe de unidad seccional de protección de la Policía.
Cuando estos menores terminaban consumiendo la droga “eran castigados por los padres o por las personas que se las daban para la venta”, añadió el uniformado. Dichas represiones constaban de golpes, “y a algunos de ellos los dejaban sin alimentación los propios padres”.
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Las golpizas se producían en un inmueble conocido como La Mansión. Conozca en el siguiente informe los detalles de cómo eran agredidos los niños y los consumidores que no pagaban: