Después de vivir dos años en una improvisada casa dentro de la carrocería de un furgón - sin sala, sin comedor y sin cocina - la familia de Karen Irene García ya tiene un techo propio.
Un regalo, tal vez inesperado, que los llena de felicidad en medio de la pandemia. Aunque la sala y el comedor aún no tienen muebles esperan, poco a poco, ir amoblando su casa.
“Tenemos cocina que antes no la teníamos, teníamos la cocina ahí mismo en el cuarto donde dormíamos en el furgón”, cuenta emocionada Karen.
La vivienda tiene dos habitaciones, un baño, un patio y, lo más importante, espacio para que el pequeño Dylan, de 9 meses, crezca.
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“Es una alegría muy grande, una satisfacción muy inmensa, es un sueño hecho realidad. Gracias a la Fundación Arturo Calle y al Minuto de Dios”, dice.
Y es que este sueño se hizo realidad gracias al granito de arena de muchos colombianos.
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“La satisfacción más grande es ver cómo hoy ayudamos a que una familia colombiana continué construyendo un hogar con amor, con paz, donde esa relación fraterna sea la que puedan transmitir a la sociedad y, sobro todo, a su hijo para formar un bonito hogar”, afirma Eduardo Calle, presidente de la Fundación Arturo Calle.
Después de haber vivido durante 9 meses en el furgón, el pequeño Dylan toma con propiedad las llaves de su nueva casa y sus padres abrazan muy fuerte un nuevo comienzo.