Exalumnas del Liceo Bet-El ubicado en la localidad de Suba, en el norte de Bogotá , denuncian que por años dentro de este plantel se han cometido actos de discriminación, abuso sexual y psicológico.
Valentina Melgarejo tiene 21 años de edad y se graduó en 2019 del Liceo Bet-El a pesar de lo que ella denomina el peor capítulo de su vida. Denuncia maltrato psicológico por no haber estado dentro de la visión religiosa que promueve la institución y asegura que además fue víctima de abuso sexual por parte de uno de los pastores y directivos.
“Al principio, este señor se hizo ver como si fuera un padre para mí, hay que aclarar que nos hacían tener reuniones privadas con él, donde él investigaba acerca de nuestras vidas… Él me cogía las piernas, me saludaba de beso esquinero y le dije ‘ven, ¿porque haces eso?’. Él me decía como no Vale es porque soy tu padre, un padre trata así a su hija”, dijo.
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La cercanía con el docente, dice Valentina, se dio a raíz de un discipulado de labor social que debía tomar con él, quien, según cuenta la exalumna, abusó en repetidas ocasiones de esa confianza.
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“Él me cogió a la fuerza y me metió a uno de los cuartos de su casa y comenzó a quitarme el uniforme, yo ahí reaccioné y empecé obviamente a gritar y él me caya la boca. Las directivas conocían lo que estaba pasando, me refiero a rectores, profesores, coordinadores académicos, porque todos son familia, son de una iglesia”, afirmó.
Esas señales también fueron percibidas por Daniela Calderón, otra exalumna.
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“Abrazaba a las niñas, a las jóvenes, a mí también me lo hizo, me abrazó, pero sobrepasaba ese límite, pasaba su mano por debajo de la espalda”, sostuvo Daniela.
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Casi tres años después y tras haberse alejado por completo del colegio, deciden hablar de lo sucedido porque han conocido más testimonios de estudiantes que han estado expuestas.
Ese es el caso de Gabriela, de 11 años de edad, quien hasta hace pocos meses estudió allí, luego de haber vivido situaciones similares con los docentes.
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“Cuando mi hija manifiesta sus preferencias sexuales, una profesora, que es la directora, delante de todos los compañeros empieza a decir que es un asco que esto pase... Un tiempo antes de nosotros retirarla, nos citó a decirnos que veía a la niña con tristeza, nos hizo orar para pedirnos iluminación para poderla guiar, pero nos pidió firmar un consentimiento para estar con ella a solas… nosotros no dimos el consentimiento”, expresó Claudia, madre de la menor.
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Gabriela asegura que sentía mucha presión y sus “pensamientos casi siempre eran de suicidio”.
Y aunque ellas ya no hacen parte de la comunidad educativa y confirman que uno de los pastores implicados ya no está en la institución, manifiestan que alzan la voz porque saben que aún son varios los estudiantes que están enfrentando algo similar.
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“Supimos que hay más casos, siguen habiendo casos, entonces es bastante complejo porque siempre vivimos con miedo”, aseveró Daniela Calderón.
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“Sé que hay muchos niños que están igual que yo, que no quiero callar más, que quiero que se haga justicia porque no se hizo justicia”, anotó Gabriela.
Alumnos y exalumnos preparan un plantón para el próximo viernes, mientras tanto la institución remitió un comunicado en el que informa que ya fue contratado un abogado penalista, que además profesa la misma fe, para defender los intereses del plantel y que en los próximos días se contactará con Noticias Caracol.