Yhonier Leal, confeso asesino del estilista Mauricio Leal y su mamá, Marleny Hernández , a quien este miércoles una jueza de control de garantías envió a la cárcel, habló hace 40 días con Noticias Caracol.
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“Nadie merece morir en esta vida y mucho menos un ser tan querido y especial como tu propia madre o tu propio hermano”, dijo entonces Yhonier Leal, casi sin inmutarse, durante la entrevista.
Y agregó: “Si algo pasó después de que yo salí de pronto me arrepiento de no haber estado más tiempo allí, de haberlos defendido si algo pudo haber pasado”.
Luego vino la confesión tras la imputación de cargos por parte de la Fiscalía. El ente acusador documentó que detrás del doble homicidio de su madre y su hermano estuvieron la ambición y la envidia que Yhonier Leal sentía por este último.
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El fiscal del caso, Mario Andrés Burgos, hasta ironizó al respecto en la imputación de cargos: “Yhonier, qué quedó bueno de esto, como tú lo dijiste, que vas a administrar los bienes y que te vas a quedar con la fortuna de tu hermano. Lo único bueno que quedó porque tu hermano se encuentra en la cárcel”.
Una trabajadora de la peluquería de Mauricio Leal desmenuzó la envidia del asesino por el éxito de su hermano.
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"Pero yo sí me daba cuenta de que Yhonier sentía mucha envidia de Mauricio, tanto por lo laboral como por el tema familiar, yo lo veía, era evidente", dijo en una declaración jurada.
Unos móviles criminales que, según expertos, probablemente fueron incubándose en la mente del criminal desde hacía muchos años. Una razón más para hablar sobre un tema del que nadie habla: salud mental.
“Avaricia es esa sensación psicopatológica, donde en esta persona prima el principio de placer, es decir, expone o arriesga todo por conseguir lo que otras personas tienen. Todo esto pasa por la salud mental y se hace necesario impulsar una política nacional de salud”, señala Rodrigo Córdoba, profesor y siquiatra.
Nada en este caso fue espontáneo, hubo una planeación milimétrica de lo que ocurrió.
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“La manera como él modifica la escena, como traslada el cadáver de su propia mamá, está diciendo precisamente de la forma perversa, maquiavélica con la que planeó el crimen que cometió”, afirma Belisario Valbuena, psicólogo forense.
Así, la envidia y avaricia son los dos pecados capitales tras la escena del crimen que estremece a Colombia.