El panorama que dejó el incendio en los barrios San Bernardino y El Potrerito, de la localidad de Bosa , se hace cada vez más desolador, pues las casas que rodeaban las dos fábricas que se prendieron fuego quedaron totalmente calcinadas.
Aunque algunas intentan mantener su estructura, los muros, techos y artículos de las cerca de 30 casas afectadas quedaron totalmente calcinados. Entre las cenizas y los escombros del desastre, los habitantes de estas casas siguen esperando la ayuda del Distrito y piden al cielo un verdadero auxilio.
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)
El incendio inició en dos fábricas de la zona: una producía icopor y la otra plásticos. El intenso fuego que consumió ambas edificaciones y que, al parecer, provino de un cohete con pólvora que cayó en los techos de ambas compañías, también acabó con el trabajo de décadas los sueños de muchos habitantes.
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Una de las afectadas, llamada Evelyn Méndez, perdió todos sus ahorros, los cuales almacenaba debajo de su cama. Según cuenta, este dinero iba a ser destinado para pagar su carrera profesional, pero se volvió cenizas gracias a las llamas de aquel lamentable 7 de diciembre.
"trabajaba solo sábado y domingo y estaba reuniendo para poder estudiar idiomas. De los nervios y eso no pude sacar absolutamente nada", aseguró la joven afectada.
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Lo más complicado del caso es que muchas familias fueron obligadas a salir de sus casas, pues las autoridades determinaron que algunas estructuras dejaron de ser habitables y podían derrumbarse con las familias adentro. A Maritza Sotaquirá, otra de la afectadas, se le incendiaron hasta las camas, pero ni ella ni su familia tienen a donde ir.
"Se quemaron las camas , se quemó el computador y no nos podemos ir. Aunque nos dijeron que nos fuéramos, no tenemos a dónde", dijo la mujer, quien vivía en la vivienda afectada junto a sus hijos.
Las viviendas de otras familias quedaron sin muros, perdieron sus techos y se encuentran en pésimo estado. Pese a esto, los propietarios de estas edificaciones afectadas aseguran que han tenido que pasar noches en vela mientras vigilan que sus propiedades, o al menos los restos de ellas, no sean saqueadas con los pocos muebles que resistieron a la conflagración.
"El segundo piso quedó totalmente calcinado, perdimos todo. Quedamos totalmente en ruinas", dijo Jeison Cruz, uno de tantos afectados que ha tenido que pasar varias noches sin dormir.
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Aunque el trabajo y la cooperación entre vecinos ha contribuido a que los afectados reciban algo de ayuda, pues han organizado ollas comunitarias para darles alimento, quienes quedaron sin hogar han hecho un llamado para que las autoridades les brinden verdaderas soluciones.
"Necesitamos la presencia de las entidades del Gobierno. Ayer tuvimos acompañamiento pero hoy están totalmente desamparados", dijo uno de los vecinos del lugar.
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Por su parte el director del Idiger, Guillermo Escobar, sostuvo que ya se adelantan algunas acciones para ayudar a los afectados y que ha hecho acompañamiento en el lugar para brindar toda la ayuda posible, más aún, cuando muchas familias con menores de edad perdieron sus casas.