La nueva medida de pico y placa en Bogotá sigue generando molestia entre los conductores de vehículos particulares en la ciudad, especialmente en aquellos cuyas placas terminan en 6, 7, 8, 9 y 0, que solo podrán circular un día en la semana del lunes 30 de enero al viernes 3 de febrero, con la celebración del día sin carro.
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Cabe recordar que actualmente, el pico y placa en Bogotá para los carros con matrículas finalizadas en 1, 2, 3, 4 y 5 aplica los días pares y para las terminadas en 6, 7, 8, 9 y 0, los días impares y el día sin carro está programado para el próximo 2 de febrero.
Frente a esta situación, los ciudadanos afectados se han mostrado inconformes y han solicitado un descuento en el pago de sus impuestos por rodamiento, o la implementación de una medida en la que se cobre solo por los días de circulación, pues no estaría siendo equitativo frente a aquellos que sí pueden circular los cuatro días de la semana siguiente.
Es importante resaltar que, según el informe anual de la firma Global Traffic Scorecard de INRIX, Bogotá es la sexta ciudad con más tráfico en el mundo, y el crecimiento en la adquisición de los automotores es mucho mayor a la capacidad que tiene la capital para su circulación. Esta es una de las razones por la cual se implementa la medida de pico y placa.
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Según el director de Futuros Urbanos, Omar Oróstegui, “el pico y placa es una medida obsoleta que lleva 25 años”, pues la mala calidad en el transporte público ha hecho que los usuarios migren a otras alternativas de transporte, adquiriendo sus propios vehículos y generando mayor congestión.
“Esto termina en el detrimento de la congestión vehicular en la ciudad y también hace que haya más trancones en hora pico”, comenta. Ante la problemática actual, el experto propone como solución utilizar el transporte de manera eficiente, volviendo al uso de vehículos compartidos y creando incentivos para que las personas migren nuevamente al transporte público.
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Para esto se debe garantizar la seguridad en los sistemas de transporte urbano, regularizar las ventas ambulantes y mejorar la circulación en las rutas, aumentando la frecuencia de los buses, sugiere Oróstegui.