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El Bronx pasó de las ruinas y vejámenes a ser un proyecto artístico y cultural para la comunidad

Con una inversión de 180 mil millones de pesos, la Alcaldía de Bogotá trabaja desde hace un año en la transformación de El Bronx. Un sitio que albergó tristeza, desolación y muerte, pasó a ser un centro que le apuesta a la vida.

El Bronx

Durante años, El Bronx encarnó toda vileza posible en pleno centro de Bogotá. Hasta su intervención y demolición, en el 2016, este lugar fue el epicentro de homicidios y secuestros; desapariciones y torturas; violencia sexual infantil y descuartizamientos y consumo de estupefacientes y tráfico de armas.

Se podría decir que El Bronx era ‘la olla de las ollas’, a pesar de que estaba a escasas siete cuadras de la Casa de Nariño y del Congreso de la República.

En distintos informes periodístico, Noticias Caracol y Los Informantes , programa de Caracol Televisión, documentaron con suficiencia ese tugurio de crímenes inenarrables.

Muchos describían a El Bronx como un “purgatorio” de villanías, protagonizado por Ganchos y Sayayines, bandas delincuenciales que, en apenas tres cuadras, en la llamada ‘L’, causaban pánico.

Pero esa historia de horrores y salvajadas ha sido suficientemente narrada y gracias a la labor de la Alcaldía de Bogotá, que ha invertido 180 mil millones de pesos, hoy florece la vida.

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Liliana Quiceno, par comunitario de El Bronx Distrito Creativo, comenta que “ahora esto es un espacio donde, para mí, crece la vida, o sea, tenemos como la oportunidad de surgir de una manera diferente, de mostrar una cosa diferente, como todas las plantas que nacen acá, que son medicinales, yo siento que todos los que venimos acá, que venimos de esos procesos de calle y que venimos de toda esta gentrificación, venimos a florecer acá”.

Quinceno relata con gran ilusión que “acá podemos atender a los habitantes de calle, a las mujeres y, pues, eso es lo que me tiene acá, un poco resistiendo para que cuando entreguen esa obra realmente sea para la comunidad”. Liliana es un bálsamo, una gota de ilusión, una esperanza que camina.

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Relató que desde el momento en que alguien entra en El Bronx Distrito Creativo “hacemos reducción de consumo porque desde el momento en que atraviesan esa valla acá no pueden consumir, ellos saben que no pueden consumir, que acá la dinámica es diferente. Venimos a pintar, a contar nuestra historia, a hablar los unos con los otros, como esa mutua ayuda que nos podemos brindar a nosotros mismos, buscando las herramientas para salir de esa vida de mie#$@ que nos tocó porque nadie llega a la calle porque quiere, sino porque nos toca”.

Este Bronx Distrito Creativo demuestra que "sí hay luz al final del túnel" y, quizá, no haya un ejemplo más literal para esa frase hecha que este lugar, hoy lleno de vida.

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