Doce familiares del médico Daniel Suárez, que trabaja en el Hospital Santa Clara, en Bogotá, resultaron contagiados con COVID-19. Esto llevó al doctor a ver desde la UCI el padecimiento de algunos de ellos y también la triste muerte de uno de sus tíos.
Y es que a la casa de la familia Suárez llegó este enemigo silencioso que de inmediato contagió a varios de sus integrantes.
“En mi casa, ocho (contagiados), no sabíamos que lo estábamos y mi esposa se trasladó a donde los padres de ella y allá se enfermaron cuatro personas más; 12 personas terminamos enfermos”, cuenta Juan Carlos Suárez, uno de los familiares del médico y quien ya se recuperó del COVID.
“Hubo varios días complejos porque se empezaron a enfermar progresivamente y a deteriorar”, relata el doctor.
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Pero, ¿qué pasó, cómo y dónde se contagiaron? Esa es la gran pregunta que se hicieron una y otra vez.
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“Realmente no se conoce exactamente cuál fue el descuido, lo único que nos puede dejar esto es que en cualquier momento muchos se pueden infectar”, admite el profesional de la salud.
Además, afirma que no fue fácil afrontar que varios de sus familiares estaban en diferentes clínicas de Bogotá luchando por sus vidas y en la UCI del Hospital Santa Clara, donde él trabaja, su primo también batallaba.
“Cuando uno está acá y está concentrado viendo estos pacientes, no cae en cuenta muchas veces de que eso pueda pasarle en parte a su familia, en especial porque creo que la responsabilidad de nosotros es brindar esa educación sobre la prevención en cada una de nuestras casas”, dice.
Fueron días, semanas, de golpes emocionales al ver cómo, poco a poco, la salud de sus familiares se iba deteriorando.
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“La mayoría están en proceso de recuperación. Desafortunadamente, uno de ellos, mi tío, falleció hace ocho días y la verdad tenía muchas condiciones en contra; es algo terrible”, expresa el médico Suárez.
El virus había cobrado la primera vida de un miembro de la familia, el temor era evidente.
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“Yo también estuve enfermo, viví esos momentos y también sentí que no evolucionaba y uno piensa que la vida llegó hasta ahí”, recuerda Juan Carlos Suárez, familiar del doctor.
Luis Daniel, otro de los contagiados, estuvo en cuatro hospitales y llegó a la Subred Centro Oriente, donde estuvo intubado dos veces.
Las marcas de la letalidad del virus se reflejan en su cuerpo y en su voz.
“La vida de uno como paciente es dura, muy duro, yo de verdad no hallo el momento de estar en casa por muchas razones; la privacidad, a veces uno se limita de pedir un favor porque no es que ella no quiera sino porque uno la ve tan embolatada, pero es muy duro”, narra desde la cama del hospital Luis Daniel.
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De esta dolorosa experiencia queda una gran reflexión: “que el descuido está internamente, no tuvimos cuidado, esa es la realidad, si internamente hubiéramos tenido cuidado de pronto no habría pasado esto”.
Hoy esta familia sabe de la letalidad del virus, de las graves consecuencias que trae un pequeño descuido y que la responsabilidad no hay que dejársela a los médicos.
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